Para hacer frente a un reto pastoral tan importante como el de la familia, tanto en este consistorio como más tarde en el próximo Sínodo, los Pastores de la Iglesia quieren asegurar al Papa que no le faltará esa ayuda que ya Pablo VI después del Concilio Vaticano II decía que se esperaba de los obispos, esperando
que no careciera nunca de “la tranquilidad de su presencia, la ayuda de su prudencia y experiencia, la seguridad de su consejo y el apoyo de su autoridad”.
“Santo Padre ciertamente no le faltará el apoyo de los padres cardenales que quieren afrontar con una visión de fe y de esperanza esta compleja estación de la historia humana”.
Por su parte, el Papa recordó que “en estos días reflexionaremos
de modo particular sobre la familia, que es la célula básica de la sociedad humana. El Creador ha bendecido desde el principio al hombre y a la mujer para que fueran fecundos y se multiplicaran
sobre la tierra; así, la familia representa en el mundo como un reflejo de Dios, Uno y Trino”. “Nuestra reflexión tendrá siempre presente la belleza de la familia y del matrimonio, la grandeza de esta realidad humana, tan sencilla y a la vez tan rica, llena de
alegrías y esperanzas, de fatigas y sufrimientos, como toda la vida. Trataremos de profundizar en la teología de la familia, y en la pastoral que debemos emprender en las condiciones actuales. Hagámoslo con profundidad y sin caer en la casuística, porque esto haría reducir inevitablemente el nivel de nuestro trabajo. Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad. Se nos pide que realcemos el plan luminoso de Dios sobre la familia, y ayudemos a los cónyuges a vivirlo con alegría en su vida, acompañándoles
en sus muchas dificultades con una pastoral inteligente, valiente y llena de amor”.
Iglesia doméstica
Uno de los puntos centrales tratados en este Consistorio ha sido el de familia como iglesia doméstica y el concepto de que en la familia la Iglesia encuentra la realidad y para ella constituye un camino hacia el futuro; la familia puede ser un camino privilegiado de evangelización para las personas. El cardenal Kasper habló de esa “iglesia doméstica”, en sentido amplio, refiriéndose no sólo a la familia nuclear, sino ensanchada, haciéndola extensiva a las comunidades de base, a
los grupos parroquiales, etc... Desde el punto de vista formal, el documento del cardenal Kasper consta de una introducción
dedicada al redescubrimiento del evangelio de la familia, partiendo de la familia en el orden de la creación, de la visión de la familia en el Génesis y en el plan de Dios, informó la Santa Sede. El segundo apartado está dedicado a las estructuras de pecado en la familia: problemas, tensiones entre hombre y mujer, entre cuerpo y espíritu, de la alienación, de los sufrimientos de las mujeres y las madres, etc. Por último, se habla de la familia en el orden cristiano de la redención, recurriendo a los textos del evangelio y del Nuevo Testamento
relativos a la familia, como la Carta a los Efesios. Se trata también del matrimonio como sacramento, de su gracia santificadora. El cardenal se refiere también a la cuestión de los
divorciados que se han vuelto a casar y trata el tema con amplitud y de forma diferenciada, reiterando que en este ámbito se trata de conjugar, de cara a la pastoral, el binomio inseparable de la fidelidad a las palabras de Jesús y la comprensión de la misericordia divina.
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