LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


jueves, 29 de marzo de 2012

DOMINGO DE RAMOS: BENDITO EL QUE VIENE EN NOMBRE DEL SEÑOR


 
Estamos a punto de entrar en la Semana Santa, unos días en los que celebramos los acontecimientos centrales de la pasión, muerte y resurrección de Jesús. La entrada en Jerusalén, en medio de la aclamación de muchos de sus habitantes, va a constituir su anuncio.

Jesús acude a Jerusalén para celebrar la Pascua judía. Era una fiesta anual que recordaba la liberación de Egipto y en la que se congregaban miles de peregrinos israelitas llegados de todo el país y de otros lugares (diáspora).  Los personajes ilustres entraban en la ciudad en carruajes o en monturas nobles, pero no en un borriquillo prestado. Entró en Jerusalén y quiere entrar en nuestras propias ciudades y pueblos.

Jesús entra como un rey de los pobres, pobre entre los pobres y para los pobres. Uno puede ser materialmente pobre, pero tener el corazón lleno de afán de riqueza material y de poder que deriva en la riqueza. La libertad interior es el presupuesto para superar la corrupción y la avidez que arruinan al mundo. También el profeta nos muestra que este rey será un rey de paz. La nueva arma, que Jesús pone en nuestras manos, es la cruz, signo de reconciliación, de perdón, signo del amor más fuerte que la muerte. La tercera afirmación del profeta es el anuncio de la universalidad. El espacio del rey mesiánico ya no es un país determinado, que luego se separaría de los demás y por tanto, se pondría inevitablemente contra los otros países. Su país es la tierra, el mundo entero. Superando toda delimitación.

En Jesús reconocen a Aquel que verdaderamente viene en nombre del Señor y les trae la presencia de Dios. Con el grito "Hosanna" saludamos a Aquel que, en carne y sangre trajo la gloria de Dios a la tierra.  En la procesión del domingo de Ramos nos unimos a la multitud de los discípulos que, con gran alegría acompañan al Señor en su entrada a Jerusalén. Así, la procesión de Ramos es también una procesión de Cristo Rey: profesamos la realeza de Jesucristo, reconocemos a Jesús como el Hijo de David, el verdadero Salomón, el Rey de la paz y de la justicia. Pero esta alegría del inicio es también expresión de nuestro "sí" a Jesús y de nuestra disponiblidad a ir con Él a donde quiera que nos lleve. Es el camino de Aquel que, con el signo de la cruz, nos da la paz y nos transforma en portadores de reconciliación y de paz. Con la cruz, Jesús ha abierto de par en par la puerta de Dios, la puerta entre Dios y los hombres.

No es fácil seguir a un Mesías pacífico, humilde, pobre y débil cuando vivimos en una sociedad que promueve valores muy diferentes. Por eso, elevemos nuestra voz al Padre, cuya fuerza y poder reside en el amor que nos tiene. Que él nos configure a imagen de su Hijo. 

miércoles, 28 de marzo de 2012

LA PASIÓN EN LA ORACIÓN DEL CARDENAL NEWMAN

5. Las enseñanzas de Jesús durante su pasión

1. Obediencia al Padre: “Habría querido evitarlos si tal hubiera sido la voluntad del Padre. Si es posible -dice- pase de mí este cáliz” (Lc 22,42), pero dado que no era posible, advierte serena y decididamente al Apóstol que buscaba librarle del dolor: ¿Acaso no he de beber el cáliz que mi Padre me ha preparado? (Jn 18,11).

Esta misma actitud de obediencia al Padre está también recogida en la cita bíblica de la carta a los Hebreos: “Dijo: He aquí que vengo, oh Dios, a cumplir tu voluntad; no has querido sacrificios ni ofrendas, sino que me has preparado un cuerpo” (Hb 10,9). Asumió un cuerpo para poder sufrir. Se hizo hombre para sufrir como hombre, y cuando llegó su hora, la hora de las tinieblas en la que el pecado pudo descargar sobre El su entera malignidad, se entregó a Sí mismo por completo, como un holocausto”.

2. Acto de libertad:”Murió por un acto de su voluntad, pues inclinó en señal de mandato y de resignación al mismo tiempo, y exclamó; Padre, e tus manos encomiendo mi espíritu (Lc 23,46). Jesús entregó su vida, no la perdió”.

3. Humildad: “Pero la más gran verdadera pérdida, si podemos atrevernos de hablar, fue su primordial acto de humillación en dejar la gloria del cielo y venir sobre la tierra, “ Antes se anonadó , tomando la forma de siervo y haciéndose semejante a los hombres; y en la condición de hombre se humilló, hecho obediente hasta la muerte y muerte de cruz ( Fil 2,7-8); así que podemos considerarlo con humildad y veneración cómoda una inefable y misteriosa privación que él quiere  padecer, volviéndose por cierto tiempo disederato, y parecido a la carne de pecado”.

4. Amor. En el comienzo del Via  Crucis, el corto, en la introducción que hace Newman, destaca la frase del evangelio: “Nadie tiene  amor tan grande, que el que da la vida por sus amigos”  (Jn 15,13). Otros textos donde se destaca el amor que ha tenido Dios para con la humanidad, Newman lo expresa de esta manera: “Lo hizo descender del cielo su gran amor por las almas y su compasión para los pecadores”. “Toca su corazón y dona a ellos fe y arrepentimiento. Jesús, tiene piedad de tus hermanos...”.

“Recordados, oh Señor, de los dolores atroces que sufriste en el alma y en el cuerpo, en el día de la traición, de la pasión y de la crucifixión y usa misericordia por su alma”.

 El amor que tiene Jesús se hace presente en el perdón, la tolerancia y la compasión, Newman lo expresa con dos preguntas y da una respuesta:“¿oh Jesús, es este una obstinación demasiado grande de tu amor? ¿En número de las caídas y recaídas, por cuanto graves, puede vencer la tolerancia y la fidelidad de tu compasión? Tú no perdonas solamente siete veces pero setenta veces siete. El desbordamiento del gran río no puede apagar un amor como el tuyo”.  

5. La paciencia de Jesús: Newman ante la pasión de Jesús le surge estas palabras que son una profunda y sencilla plegaria: “Te adoro, o mi Dios, en tu maravillosa paciencia, en tu compasión tierna y condescendiente”.  Otro texto: “...declaro de modo absoluto que tú no has tenido por mí mas que paciencia y misericordia”.  

6. Sagrado corazón: El corazón es el centro de nuestros sentimientos, por eso Newman destaca el corazón de Jesús y le da ese sentido de ser un elemento muy importante en la vida de la persona: “Mi Dios y  mi Salvador, yo adoro tu sagrado corazón, porque este corazón es la sede y el manantial de todos tus cariños más tiernos por nosotros pecadores. Es el instrumento de tu amor; ha palpitado por nosotros; has suspirado por el deseo de nuestro amor; has sufrido por nosotros y por nuestra salvación. Ello es el canal del que manan tus afecciones humanas, y de cuyo se derrama sobre de nosotros tu divina caridad”. 

Newman expresa la idea del  corazón sagrado de Jesús, con otro termino, la palabra santo: “El sentimiento profundo es la consecuencia natural y necesaria de un corazón santo”.

martes, 27 de marzo de 2012

LA PASIÓN EN LA ORACIÓN DEL CARDENAL NEWMAN

4. Los sufrimientos corporales del Señor durante su pasión

Estas acciones o actos de la vida del Señor durante su pasión, son visibles y podemos apreciarlos por medio de nuestros ojos. Son las siguientes: “azotes, su cabeza coronada de espinas...”, “ Agobiado bajo la carga”.
 Cae, pero soportó un instante la carga; se tambaleó, pero la levantó y caminó hacia delante... El dolor de Sus heridas y la creciente pérdida de sangre a cada paso de Su camino hacen fallar nuevamente Sus miembros y cae al suelo...Cae nuevamente...”. “Sus hombros cargados de la pesada cruz; su espalda cariacuchillada y traspasada por los flagelos; sus manos y sus pies pinchados por los clavos; su costado herido con desprecio de la lanza; su boca quemada por la sed”.
“Jesús estuvo crucificado por tres horas. Durante este tiempo oró por Sus verdugos, le prometió el Paraíso al ladrón penitente y encomendó a Su bendita Madre el cuidado de San Juan. Luego todo estaba concluido e inclinando Su cabeza entregó su Espíritu. Lo peor ya pasó. El Santo está muerto y ha partido. El más delicado, el más afectuoso, el más santo de los hijos de los hombres se ha ido. Jesús está muerto”.

lunes, 26 de marzo de 2012

LA PASIÓN EN LA ORACIÓN DEL CARDENAL NEWMAN

3. Sufrimiento mental o psíquico de Jesús en su pasión
Newman explica, que Jesús cuando se hizo hombre, asumió un cuerpo y un alma, es decir un hombre completo, lo expresa con estas palabras: “Sabéis que nuestro Salvador, aunque era Dios, era perfecto hombre y poseía no solamente un cuerpo sino también un alma como la nuestra, aunque libre de toda falta. No tomó un cuerpo sin alma, pues tal cosa no habría sido hombre”.
                Esta explicando esta realidad de la persona de Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador de los hombres, para que podamos comprender, que no sólo sufrió en su cuerpo, sino que también su alma participa de la realidad del sufrimiento de la pasión: “padeció su pasión redentora en el alma tanto como en el cuerpo”.
Ante estos acontecimientos de la pasión de Jesús, Newman invita a considerar los sufrimientos del Señor, tanto en su cuerpo, que son los que nuestros ojos pueden contemplar con más realismo: “el prendimiento, los golpes y heridas, los azotes, la corona de espinas, los clavos y la cruz. En resumen todos en el crucifijo mismo que se muestra antes nuestros ojos”.
 Como  aquellos otros padecimientos que aunque no se pueden materializar, es decir, que nuestros ojos no pueden descubrir, porque afectan a su alma: “La agonía, que es un dolor del alma y no del cuerpo, constituyó el acto primero de su tremendo sacrificio. Mi alma está triste hasta la muerte, dijo el Señor (Mt 26,38). Si sufrió en el cuerpo, era en el alma donde en realidad sufría, pues el cuerpo no hacía sino conducir la aflicción a la verdadera sede espiritual de ésta”.
 A. La angustia: “¡Qué angustia sentiría cuando se contemplara a Sí mismo y no se reconociera al verse como un abyecto y miserable pecador, con la percepción intensa de una masa de corrupción que venía sobre su cabeza y alcanzaba los bordes de su túnica!”. Cuando Jesús está llegando a Getsemaní con sus apóstoles les dice: “Quedaos aquí mientras voy a orar. Y tomó consigo a Pedro, Santiago y Juan y comenzó a sentir pavor y angustia” (Mc 14, 33). “En la angustia que soportó entonces vemos reunidos y superados todos los otros dolores”.  Otro texto que recoge esta misma idea: “y su alma totalmente angustiada”.
B. La agonía: “Su agonía toma forma de culpa y de compunción. Está haciendo penitencia. Parece llevar a cabo una confesión. Ejercita la contrición con un realismo y una virtud infinitamente mayores que los de todos los santos y penitentes juntos, porque es la única satisfacción, el verdadero penitente: es todo menos el auténtico y real pecador”. También otro texto que recoge esta misma idea: “La agonía, que es un dolor del alma y no del cuerpo, constituyó el acto primero de su tremendo sacrificio”. Otro texto que quiere expresar el sentimiento interior que invadía a Jesús en esos momentos difíciles en el huerto de Getsemaní: “Se adentra luego en una agonía espiritual, tan concreta y definida como la tortura física del potro y del fuego”.
C. Corazón atormentado: “Aquel corazón atormentado, sede de ternura y de amor, comenzó finalmente a fatigarse y a latir con una vehemencia superior a sus energías naturales”.
D. La tristeza: “Cuando su agonía comenzaba, exclamó Jesús: Mi alma está triste hasta la muerte” (Mt 26,38).
E. Burlado y escupido: otros dolores, que también hacen sufrir al alma, es decir, a la persona, no tanto en su dimensión corporal, cuanto en la espiritual o mental: “Dejando la casa de Caifás, y arrastrado ante Pilato y Herodes, burlado... escupido”. Otro texto que recoge estos mismos sentimientos y hechos: “Jesús agobiado bajo la carga y el tamaño de la pesada cruz, que arrastraba tras El, se pone en camino entre las burlas e insultos del gentío”. Esta misma idea la encontramos también, con estas palabras: “burlado, insultado, maldecido por todos aquellos que pasaban. Ciertamente las palabras del profeta: "Ay, vosotros cuantos pasáis por calle, mirad y ved si hay un dolor parecido a mi dolor, al dolor que me atormenta. Afligióme Yahvé el día de su ardiente  cólera” (Lam 1,12). Estas palabras se pueden aplicar solamente a  Cristo en toda la plenitud y profundidad. 
F. El miedo o temor: “El temor agobiador que Jesús sintió por sus sufrimientos todavía antes que sobrevinieran. Eso demuestra que fueron de veras grandes; pero además de este me parece que él hubiera decidido de pasara por todas las pruebas y, entre este, por la prueba del miedo. Dijo: "ahora mi alma es turbada. ¿Y que tengo que decir? ¿Padre, sálveme de esta hora? Pero es por éste que he llegado a esta hora” (Jn 12,27; Mc 14, 32-33).
“Y cuando la hora vino, el miedo señaló el principio de sus sufrimientos, causó la agonía y el sudor de sangre. Él rogó: "Padre, si es posible pase de mí  este cáliz; sin embargo, no se haga como yo quiero, sino como quieres tú” (Mt 26,39).
G. Sentido de su inocencia: Jesús como hombre, también experimentó ese sentimiento de inocencia, cuando uno está convencido de que no has hecho nada malo, que tu vida discurre por los cauces de la justicia y del  bien y que sin embargo te tratan como un malhechor, como un hombre que está fuera de la ley: “Tenía, por ejemplo, un sentido de su inocencia que ningún hombre doliente podía igualar. Sus enemigos, el Apóstol que le traicionó, el juez que pronunció la sentencia, los soldados que la ejecutaron, testificaron todos su inocencia”. Este pensamiento está avalado por los textos de la Escritura. Son los siguientes:
  • Judas: “He pecado entregando sangre inocente” (Mt 27,4).
  • Pilato: “Estoy libre de la sangre de este justo” (Mt 27,24).
  • Centurión: “Verdaderamente este hombre era justo”. (Lc 23,47)
H. La soledad o el abandono: También Jesús los pudo experimentar,  en esos momentos últimos de su vida humana, lo expresa con estas palabras, él gritó:”¿ Dios mio, Dios mio, por qué me tienes abandonado? (Mt 27,46).

sábado, 24 de marzo de 2012

LA PASIÓN DE JESÚS EN LA ORACIÓN DE JOHN HENRY NEWMAN.

1. Introducción:
Meditar el camino de cruz de  Jesús (su Vía Crucis) con fe y devoción, nos debe llevar a unos profundos sentimientos y a vivir los ejemplos que el Hijo de Dios nos da en su pasión. Newman describe estas meditaciones con estas palabras: “Meditamos los sufrimientos  de Cristo. Seremos llevados así, con el pasar del tiempo, a tales profundos sentimientos. Rogamos Dios que haga por nosotros lo que no podemos hacer nosotros mismos; que nos haga "sentir"; que los dones, el espíritu de gratitud y amor, de veneración, de humillación, de santo temor, de conversión, de santidad y la fe viva”.
2. Sentimientos que provoca en Newman la pasión de Cristo.
Newman siente la pasión de Jesús como un acontecimiento debido a los pecados de la humanidad, de la cual, él participa. Es un sentimiento que aparece varias veces a lo largo de sus escritos. Dice Newman: “Jesús es condenado a muerte. La orden de muerte es firmada, ¿y quién la firmó sino yo, cuando cometí mi primer pecado mortal? Aquellos pecados míos eran las voces que gritaban crucifícale”. 

También, ante el recorrido con Jesús en su camino a la cruz, se interroga: “¿Qué son estos sentimientos contrarios e impetuosos sino los golpes y las blasfemias con los que los feroces soldados y el populacho Te recibieron, llevando así a cabo la sentencia que Pilato había pronunciado?” 
Este sentimiento del pecado va a inundar estas páginas, sigue diciendo: “ ¡Ah, que gran miseria es que yo haya levantado mi mano contra Dios!. Reconozco, oh Jesús, en la angustia y agonía de mi corazón que mis pecados fueron los que Te pegaron en la cara, los que magullaron Tus brazos sagrados, los que desgarraron Tu carne con varas de hierro, los que Te clavaron en la Cruz y Te dejaron morir lentamente en ella”.
Una vez más, sigue insistiendo sobre el tema del pecado, como el origen del destino fatal de Jesús, el momento trágico de su pasión. Pero esta vez lo hace con un tono más dramático, ante la tercera estación, de la primera caída de Jesús en su camino hacia el Calvario, bajo el peso de la cruz. Se pregunta: “¿Qué es, pues,  lo que te hace tomar el camino? Lo digo y lo repito, es una intimidación y una memoria de ti, alma mía, de tus caídas en el pecado mortal... repentinamente caí. Y en ese momento miré hacia mi Señor, ¡ y he aquí que Él había caído¡ Cubrí mi rostro con las manos y quedé en un estado de gran confusión”.

Newman sigue insistiendo, al contemplar de nuevo al Salvador del mundo, al Hijo de Dios, caído en el suelo: “El cae por que yo he caído. He caído otra vez”. Este espíritu de hombre profundamente religioso, le hace caer en la cuenta de su pequeñez, de su nada y se plantea esta cuestión: “¿Por qué es sino porque he perdido mi espíritu de devoción y he llegado a Tus sagrados ritos de una manera fría, formal, sin afecto interior. He venido a ser indiferente, tibio...olvidé que era un servidor de Dios y seguí el ancho camino que lleva a la destrucción, no la senda angosta que lleva a la vida y así caí de Ti”.

La pasión sigue su curso normal, Jesús continúa su camino hasta el Calvario, un grupo de mujeres de entre el gentío, al ver el rostro de Jesús se sienten conmovidas y apesadumbradas, tanto que lloran y se  lamentan por Él. Newman, ante la respuesta que Jesús da a esas mujeres: “Hijas de Jerusalén no lloréis por mí...”, él contesta, con una profundidad y un deseo; “Oh Señor, que yo resulte ser uno de aquellos hijos llenos de pecado por quienes Tú pediste a sus madres que lloraran... Yo soy el Cordero de Dios, y estoy haciendo expiación por Mi propia voluntad, por los pecados del mundo.

El camino se hace largo y penoso para un hombre que está cansado por el peso de la cruz, y vuelve a caer. El peso de la cruz, la barbarie de los soldados y el gentío, fueron sólo sus instrumentos, ante esta caída, Newman vuelve a tener sentimientos, pero esta vez junto con los de pecador, que también los tiene: “ Era mi orgullo, y por eso caí una tercera vez”, también surgen otros sentimientos, que los pone en plural, para que sean los sentimientos de la humanidad entera por la que Jesús está entregando su vida, camino del Calvario: “¡Oh Jesús!, el Unigénito Hijo de Dios, el Verbo encarnado, Te alabamos, Te adoramos, y Te amamos por Tu inefable condescendencia, hasta permitir Tú mismo caer por un tiempo en las manos y bajo el poder del Enemigo de Dios y del hombre, para salvarnos, de este modo, de ser sus siervos y compañeros por toda la eternidad”.
Finalmente Jesús llega al lugar del sacrificio, los que están allí comienzan a preparar lo necesario para la crucifixión. Sus vestiduras son desgarradas de su cuerpo dolorido y ensangrentado y Él queda desnudo antes las miradas de la multitud. Ante el despojo de Jesús ante su cruz, Newman, siente el deseo de un desnudo, no tanto corporal, sino personal- espiritual: “Oh tú, que en Tu pasión fuiste desnudado de todas Tus ropas, y levantado ante la curiosidad y la mofa del populacho, desnúdame de mí mismo aquí y ahora, para que en el último día no me avergüence delante de los hombres y de los Ángeles. Tú soportaste la vergüenza en el Calvario para evitarme la vergüenza en el juicio. Tú no tenías nada de que avergonzarte personalmente y la vergüenza que sentiste fue porque habías tomado la naturaleza del hombre”.

Esa experiencia doble, por un parte  de  sentirse nada, horrible y por otra vestido del manto de la gracia que Jesús nos da, él lo expresa con una pregunta y una respuesta: “¿Cómo aparecería si Tú me sostuvieras de aquí en adelante para ser mirado fijamente, desvestido de ese manto de gracia que es Tuyo, y visto en mi propia vida y naturaleza personal? Oh, que horrible soy en mí mismo, aun en mi mejor estado. Aun cuando soy purificado de mis pecados mortales, cuánta enfermedad y corrupción se ve en mis pecados veniales”.

Ya Jesús levantado sobre la cruz, el espectáculo llega al punto máximo, todos le observan, Jesús está  cara a todos, esa presencia de Jesús, como varón desecho por el dolor y el sufrimiento, que no tenía figura humana de tan desfigurado que estaba, que el corazón del que cree siente un profundo respeto, Newman, también,  en esta estación pone en relación la muerte de Jesús con la salvación del mundo, dice: “Él se ofrece al Eterno Padre, como rescate para el mundo...Cuando alcanzó la proyección donde sus Sagrados pies debían estar, se dio vuelta con dulce modestia y gentileza hacia el fiero populacho y extendió Sus brazos como si fuera a abrazarlos”.
Con cuanto realismo describe Newman los últimos momentos de Jesús en la cruz, estuvo tres horas, y durante ese tiempo Jesús tuvo espacio para orar por sus verdugos, prometió el paraíso al ladrón penitente y encomendó a su Bendita Madre el cuidado de S. Juan y al final de todo, cuando ya está concluida la misión encomendada, a Jesús no le queda nada más que entregar su Espíritu. Pero Newman, en ese momento cumbre de la historia de la humanidad y de la salvación, la muerte del Salvador, el Hijo de Dios, vuelve a sentir y expresa la unión de la muerte de Cristo, con el rescate salvador de la humanidad pecadora, dice: “Jesús está muerto y con Su muerte mi pecado morirá...ser regular en mis oraciones,  para morir al pecado de modo que Tú no hayas muerto por mí en la Cruz en vano”.
Otro sentimiento que surge en el corazón de este profundo hombre de fe, ante la sepultura de Jesús, el último momento de ese terrible camino de cruz, sufrimiento, dolor, cuando lo colocan en la sepultura, cuando el Hijo de Dios reposa y duerme en paz en la calma del sepulcro por un pequeño momento, pide en su oración:” Y cuando llegue nuestro turno de morir, concédenos dulce Señor, que podamos dormir tranquilamente también, el sueño de los justos. Permítenos dormir pacíficamente por el breve intervalo entre la muerte y la resurrección final. Guárdanos del enemigo, sálvanos del abismo.

jueves, 22 de marzo de 2012

QUINTO DOMINGO DE CUARESMA: SI EL GRANO DE TRIGO MUERE, DA MUCHO FRUTO.



Este domingo nos habla  de la Pasión de Cristo y de sus efectos de salvación. La ley nueva no será escrita en tablas de piedra, sino metida en el pecho, escrita en el corazón; una ley para la comunión de Dios con su pueblo; con efectos de perdón de los pecados y de sabiduría interior para que cada uno pueda ser enseñado por Dios y comprenda desde dentro la voluntad de Yahvé. Y Ezequiel aclarará que se trata de la alianza con el don del Espíritu que se derramará como agua pura.

Jesús como grano de trigo echado en el surco de la tierra, que muere para ser fecundo. Y florecer en una espiga repleta de granos, la Iglesia, su Cuerpo. Grano de trigo eucarístico, roto en la cruz y enterrado en el sepulcro, imagen viva de la muerte-resurrección, inscrita incluso en el ritmo de la naturaleza. El creyente ha de vivir como el Maestro, desde el servicio y el siguimiento más radical, sabiendo que correrá su misma suerte. La norma de vivir de Cristo y del cristiano es la del grano de trigo. La semilla es Cristo mismo que, a través de su muerte, dará la vida a los hombres. Jesús es aquel que muere, resucita y es glorificado; seguirle significa atravesar el mismo camino.

El autor de la carta a los Hebreos ve en Cristo un perfeccionamiento en el camino de la obediencia y en la calidad de su perfección. Invoca ayuda de Aquel que puede liberarlo, pero abandonándose siempre en manos del Padre. Pero esta salvación de todos no ha sido posible más que mediante la obediencia del Hijo hasta la muerte. Por eso el autor quiere afirmar que cuantos obedecen a este Cristo visiblemente cercano a nosotros tendrán la salvación eterna en ese Cristo obediente hasta la muerte.

El grano de trigo es enterrado a su Hora y da su fruto: la obediencia de Cristo proporciona el acceso a la salvación eterna para quienes le siguen y, en la nueva Alianza, Dios olvida los pecados pasados. No existe otro camino para experimentar la alegría y la verdadera fecundidad del Amor: el camino de darse, entregarse, perderse para encontrarse.

La necesidad de la fe y la dinámica del servicio, renuncia y entrega para fructificar que hoy la palabra de Dios ha puesto ante nuestros ojos solo puede ser descubierta y aceptada por medio de la oración.

CUARESMA: LA ORACIÓN, UN DON DE DIOS PARA TODOS.


6. La oración como una llamada y un camino para todos.

 También tenemos a veces la sensación que no todos estamos llamados a ser místicos. Pensamos que el místico es el que se pasa todo el día rezando y cuando deja de rezar baja a este mundo y no toma en cuenta la realidad en la que vive, los hermanos con los que se encuentra. La Santa es muy tajante y clara al mismo tiempo: “Parece que me contradigo en este capítulo pasado de lo que había dicho, porque -cuando consolaba a las que no llegaban aquí- dije que tenía el Señor diferentes caminos por donde iban a El, así como había muchas moradas (Jn 14, 2). Así lo  torno ahora a decir; porque, como  entendió su Majestad nuestra flaqueza, proveyó como quien es. Mas no dijo: “por este camino vengan unos, y por éste otros”; antes fue tan grande su misericordia, que a nadie quitó procurase venir a esta fuente de vida a beber”. La santidad es la vocación de todo cristiano, pero hay diversidad de caminos para llegar a ella, a beber el agua, a llegar a la meta: estar con El en plena y total comunión. Pero el problema surge cuando hay opiniones y reflexiones, que dicen que es necesaria la contemplación para la santidad. La Madre Teresa sale al paso de los comentarios que se podían hacer con relación al tema de la contemplación  y de la santidad. Que los caminos de Dios son infinitos y que Dios puede  llevarlo por sendas diversas. El da la gracia de la contemplación a quien quiere, y  cuando quiere, unos llegan antes, otros después, pero que la oración mística no es necesaria para la santidad. Ella nos dice: “Es ya cosa sobrenatural y que no la podemos procurar nosotros por diligencias que hagamos, no lo podemos adquirir”. En definitiva, que todos estamos llamados a vivir una experiencia íntima con el Amigo, en lo más profundo de nuestro ser; que la contemplación del misterio de Dios a través de la oración personal, transformante y dinámica debe ser auténtica, que nos lleve a desear estar con Él siempre, en los momentos de oración y en los quehaceres de cada día.

miércoles, 21 de marzo de 2012

CUARESMA: LA ORACIÓN NOS UNE A DIOS.

5. La oración como vida y la oración como ejercicio en la vida.

Son muchos los interrogantes que el creyente de hoy se hace en relación con la vida de oración y con ratos de oración en la vida. Hay personas que llevan una vida de entrega, pero no sacan tiempo para el ejercicio de la oración y dicen: ¿por qué tengo que hacer ratos de oración? ¿No basta con llevar una vida buena? Otros por el contrario que se dedican a hacer mucha oración se interrogan ¿no basta con estos ratos de oración? ¿No es suficiente? Ambas maneras de enfocar la vida de oración sería incompleta según se entiende a la luz de la oración teresiana, porque la oración es una relación de amor, de amistad con Dios y por lo tanto no se pueden disociar ambas direcciones o tendencias:

·         La oración-vida: que supone una relación constante y fiel con Dios.

·         La oración ejercicio: que requiere tiempos oportunos dedicados a esta experiencia de encuentro, de escucha de diálogo con el Amigo.
La Santa quiere poner de relieve en ese camino de la oración que no debe ser solamente para ciertos momentos del día, sino que debe de impregnar la vida entera del orante, no solamente cuando ora, sino también después, en la vida normal y cotidiana, en sus quehaceres, en sus actitudes y en su modo de vivir. Porque en la vida real, cuando uno tiene un amigo verdadero, no se pregunta si tiene que dedicarle algún tiempo al día, porque es natural que se busquen para que puedan dialogar de lo que les ha pasado, lo que están viviendo en ese momento, de lo que les preocupa o de sus problemas. Pues la verdadera amistad con Dios, debe llevarnos a buscar esos encuentros diarios y prolongados y valorarlos y aceptarlos como el aire que necesitamos obligatoriamente para vivir.

martes, 20 de marzo de 2012

CUARESMA: ORACIÓN PARA REZARLA DIARIAMENTE

LA CUARESMA: ORAMOS DE LA MANO DE S. TERESA


4. Orar como el Señor y con el Señor: Jesús Maestro y modelo de oración.
 
Toda la oración de S.  Teresa tiene los ojos puestos en El. ¿por qué ha puesto la Madre Teresa la mirada en El? Ella sabe por experiencia, la necesidad que tenemos de poder contar con alguien, con alguna persona cercana, que te pueda ayudar a recorrer el camino. Normalmente buscamos personas experimentadas, es decir, que hayan vivido aquello que nosotros queremos vivir, para que nos puedan auxiliar en las dificultades y en las similares experiencias. Por eso, la Madre Teresa, encuentra en Jesús, al auténtico y buen Maestro, dirá: “Ahora que nuestro buen Maestro nos ha pedido y enseñado...” o también: “Pues juntaos cabe este buen Maestro, muy determinadas a deprender lo que os enseña, y su Majestad hará que no dejéis de salir buenas discípulas, ni os dejará si no le dejáis”.
En Jesús, encuentra la Madre Teresa, el único Maestro y el modelo de  oración; porque cuando El vivió en este mundo, se pasaba noches enteras orando al Padre, lo hacía en la más íntima soledad y estuvo siempre dispuesto a realizar lo que el Padre amoroso le pidiese, en esos ratos largos y profundos en la intimidad de la  presencia con su Padre. El maestro, es aquella persona que enseña con las palabras –El predicaba- o también lo hace mediante la experiencia de su propia vida –vivía la oración como encuentro filial y cercano con el Padre-. Y el discípulo es, el que con atención, aprende la enseñanza de su maestro –su doctrina o su vida-. S. Teresa de Jesús, buena conocedora del Evangelio, sabe que Jesús es Maestro, porque ha enseñado con su propia vida –acciones y actitudes- , pero también enseñó a sus discípulos a rezar, cuando ellos se lo pidieron. Ella nos dice: “Es cosa para alabar mucho al Señor cuan subida en perfección es esta oración evangelical, bien como ordenada de tan buen Maestro...”.
Pero este Maestro es celestial, el viene de lo alto y la relación con el discípulo no es de manera accidental, periférica, o lejana; al contrario es una relación basada en el amor, que se hace cercanía, presencia, comunicación. La Madre Teresa lo expresa con estas palabras: “El mismo maestro cuando enseña una cosa toma amor con el discípulo y gusta de que le contente lo que le enseña, y le ayuda mucho a que lo deprenda; así hará este Maestro celestial con nosotros”.
Pero ¿cómo oraba el Señor? La Madre Teresa gran conocedora y asidua lectora de los Evangelios nos dirá: “Pues cuanto a lo primero, ya sabéis que enseña su Majestad que sea a solas; que así lo hacía El siempre que oraba (Mt 6, 5-6; Lc 6, 12. 22. 31 y Mc 1, 12), y no por su necesidad, sino por  nuestro enseñamiento”. El padre Jesús Castellano refiriéndose a la enseñanza de la Madre Teresa sobre Jesús Maestro, dice: “Maestro” es la expresión, transida de amor, que Teresa usa con mayor frecuencia hablando de Cristo: resabio de un contacto asiduo con el Evangelio; índice de un continuo, delicado, íntimo influjo pedagógico, como lo revelan estas palabras: “Su Majestad fue siempre mi Maestro”; “Muchas cosas de las que escribo me las decía este mi Maestro celestial”.
Pero ¿qué recomienda la Santa con referencia a Cristo Maestro? La vida de oración es un profundizar en el conocimiento del Amigo –su vida y su mensaje- para poder amarlo más y mejor; y para seguirlo y llevarlo a los demás. Ella recomendará en estos dos textos, de manera clara y sencilla que se elija a Cristo, que andemos en su compañía y escuchemos su enseñanza: ”tomar a Cristo como Maestro y andar en su compañía” y “escuchar en lo interior sus enseñanzas”.
S. Teresa ha aprendido bien de su Maestro, ella ha observado la vida de Jesús, en los Evangelios, y sabe que la oración más auténtica y fiel es la que el mismo Maestro Jesús enseñó a sus discípulos cuando ellos un día le pidieron que les enseñara a rezar y El les enseñó la oración del Padrenuestro; ella dirá qué mejor es rezar haciendo nuestras las palabras de Jesús, que son palabras divinas: “Siempre es gran bien fundar vuestra oración sobre oraciones dichas de tal boca como la del Señor. En esto tienen razón, que sin no estuviere ya nuestra flaqueza tan flaca y nuestra devoción tan tibia, no eran menester otros conciertos, ni eran menester otros libros... Siempre he sido aficionada y me han recogido más las palabras de los Evangelios que libros muy concertados”.

 

 

domingo, 18 de marzo de 2012

LA CUARESMA: DIALOGAMOS CON CONFIANZA CON DIOS


3. La oración de S. Teresa es también transformante y dinámica, que nos lleva al servicio del hermano.

Siempre se ha dicho que las compañías –los amigos- tienen una influencia en las personas; unas veces son compañías que te incitan al mal y otras por el contrario al bien. De ahí el refrán: “Dime con quien andas y te diré quien eres”. La Madre Teresa de Jesús, amiga de Jesús, sabe que todos los amigos de Él quedan transformados; la presencia de Jesús en una personas no queda nunca desapercibida. El que es el Amor, infunde amor y gracia; El que es la Verdad, llena el corazón del amigo de verdad y autenticidad; El que es la Libertad nos hace libres y nos libera de nuestras esclavitudes. El orante en la relación con Dios a través de la oración, queda inundado de la vida del Amigo y Esposo –gracia y amor-, renueva y transforma la interioridad del orante, su palabra, su amor, su psiquismo entero, para que de “veras” alabe y glorifique; y en la vida común y corriente del orante es como una onda expansiva que alcanza la acción, traspasa toda tarea e impregna lo cotidiano.

Sabemos que el agua en la vida normal es símbolo de vida, donde hay agua hay vida y donde no llega el agua no hay vida. El agua puede transformar un desierto en un oasis. Pues en la vida espiritual, el agua que es la gracia y el amor -que el Amigo y el Esposo- nos da, puede ir haciendo que en el campo de nuestra propia vida florezcan las flores y los frutos –las acciones buenas, las actitudes piadosas, las virtudes- y a través de nosotros poder llevarlas a los demás y transformar el ambiente y las situaciones negativas de las relaciones en realidades positivas. El padre Jesús Castellano nos dice: “No hay verdadera oración sin ejercicio de virtud; no hay verdaderas virtudes sin un ejercicio constante de la oración; las virtudes son la base y el fruto de oración”.
Es dinámica, porque no deja al hombre parar ante las injusticias y ante los problemas de los hombres. No se reciben las virtudes para un disfrute personal, sino para que se trabaje por un mundo más humano y mejor. Y en este itinerario o camino debemos estar siempre en movimiento, porque nunca acabamos de llegar al fin, por lo tanto estamos en continua corriente y abiertos siempre a la iniciativa de un Dios Amor que nos pone a todos en camino.
 
Y ese camino nos lleva a la total donación de amor por los hermanos. Este proceso de transformación en Dios –Amor, Amigo, Padre, Hermano y Esposo- nos hace ver la coherencia en la vida, entre oración y acción. No se puede ser un auténtico orador y después pasar desapercibido ante la realidad cruda y pobre del hermano. No se puede quedar un amigo de Jesús con los brazos cruzados cuando alguien pasa a tu lado y está necesitado. La oración no es estática y nos deja indiferentes, sino al contrario, es dinámica y nos abre el corazón y la inteligencia, todo nuestro ser para conocer los problemas y las situaciones de conflicto y de dolor y trabajar por solucionar en la medida de nuestras posibilidades dichos ambientes.

Desde la oración, el corazón del creyente se hace más universal, no solamente tiene un compromiso personal de dejar que el Dios-Amigo transforme su vida personal; sino que lo abre a la dimensión social y cósmica, una misión de transformar el mundo en el que vive. Todo amor maduro es siempre abierto, transformador, dinámico y este amor lo recibimos de Dios para que sea, la fuerza y el motor de nuestra entrega desinteresada y oblativa por los demás. El padre Jesús Castellano quiere poner de relieve que la oración de S. Teresa no tiene solamente repercusiones a nivel eclesial, sino también a nivel social, dice: “La vivencia espiritual de S. Teresa no sólo tiene una vertiente eclesial; su horizonte se alarga para ofrecernos una experiencia con precisas resonancias sociales”.
 

sábado, 17 de marzo de 2012

CUARESMA: INTENSIFICAMOS LA ORACIÓN COMO DIÁLOGO AMOROSO CON EL AMADO.

2. La oración de Teresa es una relación o historia  de amistad.

Para muchos la oración se reduce a unos momentos de obligación y casi siempre rezan cuando hay algo en su vida o en su entorno alguna imperiosa necesidad; han reducido la oración a espacios puramente de necesidad, es decir, se acuerdan de Dios cuando tienen necesidad de El; es una oración interesada y egoísta. Para otros la oración se reduce a buscar la tranquilidad para el cuerpo, relajación total, liberación de todo aquello que les oprime –conflictos, dudas, temores-, pero falta toda referencia a Dios; definitiva, no hay encuentro de personas, solamente, la búsqueda de un bien, en el primer caso un bien material o de cualquier otra índole y en el segundo, una mayor tranquilidad, serenidad, y relajación del cuerpo. ¿Pero eso es oración? La Madre Teresa nos define el concepto de oración, dirá en el libro de su Vida: “...tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama[1]. Y esta definición de oración, se verá expresada a lo largo del libro Camino de Perfección: “No os curéis, hijas de estas humildades, sino tratad con El como padre y como con hermano y como con señor y como con esposo; a veces de una manera, a veces de otra, que El os enseñará lo que habéis de hacer para contentarle”[2]. Está claro, para S. Teresa la oración es encuentro amoroso y el verdadero amor excluye todo tipo de búsquedas egoístas en la relación.


[1] Vida 8, 5.
[2] Camino de perfección 28, 3.

viernes, 16 de marzo de 2012

CUARESMA: TIEMPO PARA INTENSIFICAR LA ORACIÓN. LA MADRE TERESA DE JESÚS NOS AYUDA A ENTENDER LA ORACIÓN COMO UNA RELACIÓN DE AMISTAD CON DIOS.


He aquí algunas enseñanzas de la Madre Teresa sobre la oración.

1. La oración de S. Teresa es personal.

 No ora a un ser impersonal, sin rostro, o a algo; es un encuentro con un ser personal, lo hace con Dios –el Dios Trinitario: Padre, Hijo y Espíritu Santo- y esa relación es de Persona divina   a persona humana.  Pero es el encuentro de dos seres con entidad propia, con libertades y con conciencia de lo que hacen: buscan el encuentro con la otra persona en el amor y  por amor. No es por tanto una relación de un ser personal con un algo abstracto; es una búsqueda desde la fe, al encuentro de un Dios personal que pueda dar respuesta al anhelo que hay en el corazón de todo hombre, en todos los tiempos y circunstancias.

El padre Jesús Castellano, tratando este tema, dirá: “La oración teresiana, por partir de la revelación evangélica, tiende al encuentro interpersonal, a la comunicación con Cristo y por El con el Padre en el Espíritu Santo, a la relación amorosa fundada en la caridad teologal que se viste de todas las formas del amor cristiano (filial, fraterno, esponsal, de amistad) y que supone siempre la revelación de Dios que nos precede en el amor. Relación que tiene como principio, camino y meta, el contacto con Cristo en su humanidad sagrada y se abre a la relación trinitaria. La oración teresiana tiene el sello inconfundible de la revelación trinitaria a través del misterio de Cristo”[1].

El Dios de Teresa, es Amor, como ya he desarrollado anteriormente, por eso su oración estará llena de ternura, de amor y la entenderá como una auténtica relación en el amor, “se siente amada” y corresponde con amor. El amor que Dios siente por ella y que ella corresponde también con amor, le llevará a tener un relación profunda y sincera de amistad con Él. Ella tiene  presente, que el Dios de la Biblia, que ella conoce muy bien, es un Dios infinitamente comunicativo y ella quiere responderle también desde una vida de oración teologal.


[1] T. Álvarez-J. Castellano, Teresa de Jesús, enséñanos a orar, Ed. Monte Carmelo,  Burgos, 1981, p. 94.

CUARESMA: TIEMPO PARA ESCUCHAR AL OTRO.



La Cuaresma es un tiempo apropiado para hacer ejercicios de auténtica escucha, de centrarnos en la persona que viene a nosotros, con deseos de hablar, sentirse acogida y escuchada. La verdad que tenemos la necesidad todos, de aprender a escuchar. El saber escuchar es un arte, y por tanto necesita aprendizaje. Aprendamos del único Maestro, que supo acoger, escuchar y amar a todos cuantos se acercabana Él. Éstas son algunas características de la auténtica escucha:
  1. Escuchar de verdad.  A menudo ni siquiera los esposos se escuchan, auque se oigan. Mucho menos son escuchados los niños.
  2.  
  3. Hacer silencio. Es necesario hacer un silencio interior, para poder estar bien atentos, a lo que nos están diciendo los demás.
  4.  
  5. Ponerse en el lugar del otro. Es decir, pensar en cuál puede ser su situación actual, sus deseos y dificultades.
  6.  
  7. Comunicarse con  franqueza. No conduce a nada bueno, el ocultar cosas, las reticencias, las verdades a medias.


jueves, 15 de marzo de 2012

CUARTO DOMINGO DE CUARESMA: JESÚS MANIFESTACIÓN SUPREMA DEL AMOR DEL PADRE



En nuestro camino cuaresmal, la Palabra de Dios es invitación a creer en el Señor Jesús y a aprender a vivir en el amor del Padre. Nos vamos acercando hacia la Pascua y se intensifica la comprensión del misterio de Cristo. Y en este cuarto domingo tiene el tono gozoso de la antífona de entrada, alégrate Jerusalén. La alegría del Pueblo de Dios viene de la Pascua cercana, y el consuelo en nuestro camino nos llega por la proclamación del amor de Dios para con nosotros. Pero la razón más profunda es que a pesar de nuestra indignidad, somos los destinatarios de la misericordia infinita de Dios. Dios nos ama de un modo que podríamos llamar "obstinado", y nos envuelve con su inagotable ternura.

La fidelidad del Padre se llama Jesús, contemplado en este domingo con los ojos de Juan en tres momentos. Lo contemplamos, ante todo, como revelación del amor del Padre. Cristo, expresión tangible del exceso amor del Dios de la Alianza. Cristo, juicio de misericordia y de perdón, no de condena, expresión de la gratuidad del perdón. La voluntad inequívoca de Dios es la salvación de todo ser humano. Pero está en la decisión de cada uno de aceptar o no. La oferta de la salvación pone en "crisis" a todo el mundo, coloca al ser humano en una situación crítica: la necesidad de juzgar qué prefieren, si la vida eterna o la condenación. Jesús ha venido a salvar a todos, pero esta salvación depende en cierto modo de nosotros. Podemos aceptarla y vivir en la luz o podemos rechazarla y vivir en las tinieblas. Dios nos deja a nosotros la decisión.

La segunda expresión de Juan nos interpela con la fuerza del símbolo, símbolo raro, que apenas osamos aplicar a Jesús, pero que no podemos menos de hacerlo por fidelidad a la Escritura: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en Él tenga  vida eterna". Audaz referencia al capítulo 21 del libro de los Números. El misterio de la exaltación salvadora de Jesús. Puede salvar, con solo mirarlo con fe, a todos los que han recibido el mordisco venenoso del diablo.

Pero si lo miramos con fe y amor, ésta es la tercera dimensión del misterio que Juan nos presenta en el Evangelio de hoy. La contemplación de Juan se completa con la de Pablo. Nuestro Dios es rico en misericordia. Estábamos muertos y nos ha hecho revivir. Ésta es la inmensa riqueza de su gracia. No por nuestros méritos, sino por su bondad. Dios, en definitiva, en Cristo, sigue siendo fiel a su alianza. 

¡Cuántos, también en nuestro tiempo, buscan a Dios, buscan a Jesús y a su Iglesia, buscan la misericordia divina, y esperan un "signo" que toque su mente y su corazón! Hoy, como entonces, el evangelista nos recuerda que el único "signo" es Jesús elevado en la cruz: Jesús muerto y resucitado es el signo absolutamente suficiente.  En Él podemos comprender la verdad de la vida y de la salvación. Este es el anuncio central de la Iglesia, que no cambia a lo largo de los siglos.

Con estas palabras de Juan Pablo II, quiero terminar esta reflexión:  "El amor de Dios, es un amor que convierte los corazones y da la paz. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de comprender y de acoger la Misericordia divina".

 

martes, 13 de marzo de 2012

CUARESMA: EL AMOR SIEMPRE NOS TRANSFORMA Y NOS UNE A DIOS.



Con s. Juan de la cruz meditamos en esta Cuaresma y nos preparamos para la Pascua:

"Está Dios medicinando y curando al alma en sus muchas enfermedades para darle salud" (Ll 1,21).

" Porque sólo el amor es el que une y junta al alma con Dios" (2N 18,5).

"El amor más fuerte es más unitivo" (Ll 1,13).

"Hace mercedes de limpiarla y curarla con esta fuerte lejía" (2N 13,11).

"Porque en este sepulcro de oscura muerte le conviene estar para la espiritual resurrección que espera" (2N 6,1).

domingo, 11 de marzo de 2012

MARIA DOLOROSA TAMBIÉN ES UN EJEMPLO EN EL SEGUIMIENTO DE SU HIJO PARA NOSOTROS EN ESTE TIEMPO DE CUARESMA


Miremos el rostro dolorido y sereno de María, ante la muerte de su Hijo querido. Que este tiempo de Cuaresma, sea también para nosotros, un vivir en serenidad el dolor, porque sabemos que la última y definitiva palabra, no lo tiene mal, ni el sufrimiento, sino el bien y el amor de un Dios que ha sido crucificado. Es fuerza, sabiduría y salvación de Dios, para todos los que con ojos de fe, acogemos su vida destrozada y elevada en el madero como varón de dolores.

CUARESMA: PONER NUESTROS OJOS EN ÉL



Mirarnos en Cristo como en un espejo:
Contemplar en Él, lo que Él tiene y yo no tengo: VIRTUDES.
Contemplar en Él, lo que Él no tiene y yo sí tengo: PECADOS.
Pero tenemos la oportunidad de cambiar el corazón, porque Él ha dado su vida para que nosotros tengamos vida. S. Pedro dice en en su carta: "Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas... Sus heridas nos han curado".
(1 Pe 2,21b-24)

viernes, 9 de marzo de 2012

UN PENSAMIENTO PARA ESTE TIEMPO DE CUARESMA: “¿Dios creó todo lo que existe?"

Dios no creó el mal.
… El mal es el resultado de la ausencia de Dios en el corazón de los seres humanos.
Es igual a lo que ocurre con el frío cuando no hay calor, o con la oscuridad cuando no hay luz.
ALBERT  EINSTAIN

EL ABORTO ¿UN DERECHO DE LA MADRE PARA MATAR O UN DERECHO DEL HIJO PARA VIVIR?


Todos los días, por distintos medios de información, nos llegan noticias de hay un derecho de la madre para interrumpir voluntariamente su embarazo, pero no hay voces, ni noticias que hablen del derecho del no nacido, como sí no fuera parte, también importante en esa situación.

Esta reflexión no quiere ser una ataque a nada, ni a nadie. No pretende juzgar a millones de madres que deciden libremente o bajo presión dar ese paso. Solamente pretendo que nos pongamos, al menos una vez, en la persona del no nacido, y pensar que nos gustaría poder tener la oportunidad de vivir y de conocer a esos seres que me quieren; de poder ver las maravillas que Dios ha creado para todos y no para unos cuantos y privegiados, porque sus madres han dicho sí a la vida; el tener la oportunidad de amar y ser amado; de tener amigos, de disfrutar de los juguetes, de poder aprender, y de mil cosas más.

 
Nuestra época puede sentirse justamente orgullosa de
muchas cosas: asombrosos adelantos de tipo técnico,
prosperidad económica o la creación de organizaciones
internacionales para tratar conjuntamente los problemas
mundiales. Un mayor compromiso por la naturalesza ya sean
por los animales, como por las plantas. Mayor conciencia de
que si respetamos el mundo en que vivimos, hay una mayor
calidad de vida. Pensamos en un mundo cada vez más
ecológico y más bueno para todos.

Estos logros, sin embargo, pueden enmascarar terribles carencias. La legitimidad y la salud moral de una sociedad se miden, ante todo, por su actitud ante los pequeños y los débiles. Y, en ese aspecto, la situación de nuestro mundo y, en particular, de nuestras sociedades occidentales no podría ser más desoladora.
En todo el mundo, se producen unos 45 millones de abortos provocados al año, es decir, muchas más muertes que en las peores guerras de la Historia.
Y como niño, que tal vez no tenga la oportunidad de nacer y de conocer todo eso, me pregunto: ¿Es más importante la vida de un lince en extinción que mi vida?, ¿Tiene más valor para la gente, una planta de Sierra Nevada para su protección, que mi futuro? ¿Se ponen más medios para salvar esas vidas, que la mia? ¿Matar un animal es un delito, y no darme la posibilidad de vivir, no lo es?
Dicen que vivimos en un país moderno, democrático y tecnológico. ¿Pero es que está reñido lo moderno, lo demócratico con la defensa de la vida?
Tal vez no tenga el derecho a nacer, pero sí os llamo a que penséis muy bien antes de actuar, que a mí, también me gustaria tener la oportunidad de vivir, que es un derecho para todos y poder abrir los ojos a este mundo bello que me espera y oir latir mi corazón ante aquellos que me acogen con amor. ¡Quiero tener la posibilidad de vivir!

TERCER DOMINGO DE CUARESMA: JESÚS, TEMPLO VERDADERO, DESTRUIDO Y REEDIFICADO



La Alianza del Sinaí es la que Moisés presenta a su pueblo, grabada en tablas de piedra, con el decalógo de los mandamientos de Yahvé. Dios ofrece a su pueblo unas leyes sabias, recogidas en parte en el contexto cultural en que vivía, en parte modificadas según la antigua tradición monoteísta de Israel.Tablas que en cierto modo reflejan la ley escrita en la conciencia, dones de un Padre, de un pedagogo, para que sus hijos no se equivoquen en la vida y reflejen en su obrar la voluntad de Dios. Pero la ley era buena.

Jesús la confirma y ahonda en ella, la amplia en sus perspectivas y la profundiza en sus motivaciones. Sólo que lo hará con la nueva alianza en el Espíritu, con una única ley, la del amor, y con una fuerza interior, la del Espíritu.

En el evangelio aparece esa actitud incomprendida de Jesús. La ira se desata, porque el celo de la casa del Padre lo devora, y la casa de la alianza se ha convertido en un mercado. Hay una santa violencia en el Hijo amadísimo. Y una profecía de su pasión, un anuncio del templo nuevo, del culto nuevo, de la alianza nueva. El templo es Él, lugar definitivo de la presencia del Señor; el culto es su vida filial y no los sacrificios del templo; la alianza nueva es la que va a realizar a través de ese misterio de la destrucción -reedificación del templo, su muerte-resurrección, suprema obediencia y culto al Padre, sellada con su sangre. Cristo templo, destruido por los hombres en su muerte, reedificado por el Padre en la resurrección.

Estar en paz con el único Señor, y respetar al hermano y sus derechos es culto verdadero de la vida; liturgia y justicia eran las dos líneas símetricas del verdadero culto en el Antiguo Testamento. 

Nosotros, en cambio, sabemos por la fe que la debilidad del amor crucificado de Dios es la fuerza suprema, y la locura de su humillación es la sabiduría suprema de la cruz. Jesús resucitado era el nuevo templo, la nueva presencia de Dios que ponía su morada entre nosotros.

No cabe duda de que las iglesias de ladrillo son importantes para el culto, pero sólo tienen sentido cuando están sustentadas por una Iglesia de "piedras vivas". Y esas piedras vivas, somos cada uno de nosotros, que por medio del bautismo y la conversión, nos hemos incorporado al nuevo templo, que es el cuerpo místico de Cristo. Que esta Cuaresma, sea un sentir y valorar lo que somos  -hijos-, para vivir sin miedo y con plena libertad lo que Dios quiere que vivamos -como hermanos- pero de verdad y sin fingimiento.