LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


jueves, 31 de mayo de 2012

ENTRAR EN LA MORADA INTERIOR


"Por eso la primera morada, en la que se entra por la puerta de la oración, es la morada del conocimiento de uno mismo. Conocimiento de Dios y conocimiento de sí mismo se sostienen mutuamente.. Por el conocimiento de nosotros mismos nos acercamos a Dios".

Cerrar los ojos, situarse aparte, al menos en espíritu, y estar allí sólo para Dios, libre de las cosas y de las personas. Es dentro de uno mismo, en lo más profundo de uno mismo donde se encuentra la fuente de la oración y de la meditación religiosa, al igual que la fuente de la filosofía. Aventurarse dentro de uno mismo, arriesgarse a encontrar desorden, "la casa sin hacer", la pobre verdad de una criatura en camino, de un pecador...

La filosofía que Edith practica la ha preparado bien para comprender los consejos de santa Teresa: en todos los ámbitos hay que agarrar las cosas de raíz. La oración "sacerdotal" de Jesús es la única ocasión de penetrar larga y profundamente en el secreto del diálogo de Jesús con su Padre. 

Se ve con claridad que la ruptura aparente con el mundo exterior y con los demás no es ni huida ni rechazo. Es tomar distancia o, más exactamente. situarse en perspectiva: Jesús reza por sus hermanos a solas con su Padre. Así se sitúa en el punto de vista que contiene todos los puntos de vista, el del Padre, creador de los hermanos y de las cosas.

En conclusión, entrar en el interior de uno mismo es lo sano y lo normal, y la escapada incesante hacia el exterior es lo patológico. María, templo del Espíritu, guarda en su corazón cada palabra del Padre y cada palabra del Hijo. Ella es el modelo de tantas mujeres y hombres que escogen la conversión interior, la renovación de la vida interior para seguir al Señor y, con Él , ir al encuentro de los pobres, de los desorientados, de los perdidos, de todos aquellos que, precisamente porque están "fuera de ellos mismos", se ahogan en la superficie de una vida de "nadas".

La oración "solitaria" es de todo menos solitaria: es el camino regio para construir la verdadera comunidad, la solidaridad profunda con toda la humanidad.

15 días con Edith Stein (Teresa Benedicta de la Cruz). 
Michel Dupuis.
Resumen del día primero.


DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD: UN DIOS CERCANO Y AMIGO

La fiesta de la Santísima Trinidad nos invita a sumergirnos en el misterio de Dios. Un misterio que sería absolutamente ininteligible para  nosotros si él mismo no nos lo hubiera dado a conocer. Esta revelación comienza ya en el Antiguo Testamento con la afirmación de la unicidad de Dios frente al politeísmo de los otros pueblos, tal y como se contiene, por ejemplo, en la primera lectura tomada del libro del Deuteronomio. Pero es Jesús quien nos permite comprender que ese Dios único es a la vez comunión entre personas al hablarnos del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

La Trinidad, un Dios cercano y amigo. Tres nombres, tres personas, una relación de comunión y de unidad entre ellas, una progresiva manifestación en la creación, en la Encarnación, en Pentecostés. El Padre crea por medio de su Hijo en el Espíritu Santo.

Con la teología de la gracia estamos invitados a mirar, no al cielo donde está Dios la  sino dentro de nosotros donde la Trinidad ha puesto su morada, con la inhabitación, pues ése es el sentido del bautismo: sumergidos en la Trinidad, Dios mora en nosotros y nosotros en Él.

Venimos de la Trinidad que es nuestra fuente y vamos a la Trinidad que es nuestra meta. Formamos la Iglesia, comunión trinitaria y queremos que toda la humanidad sea también imagen viva de la Trinidad, comunión de las personas y de los pueblos.

Ver en cada hermano el sello trinitario que lleva impreso, porque es imagen y semejanza de Dios y entrar en comunión con la Trinidad que habita en él, descubrir su dignidad, trabajar para que la humanidad sea una sola familia, a imagen de la Trinidad. Porque no hay otro Dios, no hay otro modo de ser hijos de Dios y hermanos los unos de los otros; no hay otro origen ni otra meta que la Trinidad.

El objetivo del envío misionero es "hacer discípulos", lo cual no se ha de entender en un sentido proselitista. Lo que Jesús quiere es ofrecer a todos la oportunidad de establecer con él esa relación única de intimidad y seguimiento que caracteriza la vida cristiana y que puede dar plenitud a la existencia humana. Y para ello se establecen dos medios: el bautismo y la enseñanza.

Las últimas palabras del Resucitado son sumamente consoladoras. La resurrección no aleja a Jesús de los suyos, sino que inaugura un nuevo modo de estar con ellos. 

Pero no es la elucubración intelectual, sino la experiencia vital de la fe la que nos permite "entenderlo". Que Dios, siendo uno, sea a la vez una comunidad de amor entre tres personas, tiene consecuencias muy claras a la hora de comprender lo que significa ser y actuar como cristianos. Sumergirnos en este misterio desde el día de nuestro bautismo, estamos llamados a ser hijos como lo fue Jesús, el Hijo, y movidos por su Espíritu atrevernos como él a ver en Dios a un Padre. Sólo así podremos construir un mundo de hermanos, donde nuestras relaciones estén fundadas -como la Trinidad- en el amor.

Seguir a Cristo implica siempre la audacia de ir contra corriente. Pero vale la pena: este es el camino de la verdadera realización personal y, por tanto de la auténtica felicidad. Tomemos en serio el ideal de la santidad. Decía un autor francés en una de sus obras: "Hay una sola tristeza: no ser santos". El  mundo necesita nuestro testimonio y nuestra oración. Debemos ser una comunidad misionera: a la escucha de Dios y al servicio de los hermanos.

martes, 29 de mayo de 2012

EL OFICIO, LA REGLA Y EL AYUNO


"Y aunque sea simple y esté enfermo, quiero, sin embargo, tener siempre un clérigo que me rece el oficio como se contiene en la Regla" ( Testamento 29-30).


La oración es fundamental y la unión con la Iglesia también. La Regla es la manera y forma de vivir que ha sido sancionada por el Papa. Era cimiento y vida. Más allá de una estructura normativa, estaba el Espíritu de Dios que se manifestaba en la comunión con la Iglesia y en cuanto se le había querido revelar al bienaventurado Francisco. Sería como la hoja de ruta de una nueva experiencia de vida cristiana, siguiendo a Cristo en la radicalidad de la pobreza, de la obediencia y de la castidad.


"Los pensamientos de Dios no son los pensamientos de los hombres", había leído Francisco. Así que solamente había un camino: escuchar al Altísimo Señor. No se trataba de razonar y ver ventajas y riesgos de los pasos que se iban a dar, sino de actuar en coherencia con la fe que le había manifestado en Jesucristo.


Ver y sopesar los acontecimientos, las circunstancias históricas en que vivían los hombres, pero interpretarlos y juzgarlos a la luz de la Palabra de Dios. Francisco tenía en su mano el mejor de todos los instrumentos para discernir y someterse a la voluntad de Dios: la fe. Aceptar que el Altísimo se ha manifestado en Jesucristo. Él era el camino, la verdad y la vida. Él era la luz y la meta: hacer en todo la voluntad del Padre.


Con pobreza y sencillez: así era como el Señor quería que fuera la Regla. Y así se hizo. Cada uno de los capítulos había de transparentar la voluntad salvadora de Dios. Y hacerlo con sencillez, que es garantía de la sabiduría del Espíritu.


Aunque se trataba de realidades diferentes, sin embargo y para Francisco, la Regla de vida de los hermanos menores, con el oficio divino y el ayuno, formarían los grandes apoyos sobre los que habría de asentarse la vida fraterna. La Regla es la norma de vida, lo que el Espíritu del Señor le ha inspirado.


El oficio divino era alabanza a Dios, pero también la manera de sentirse unido a la oración de la Iglesia, de juntar la voz y el canto con el de todos los hombres y mujeres del mundo que alababan al Señor de toda la creación. Junto con la Regla y el oficio divino estaba el ayuno. Francisco había elegido el camino de penitencia. Apetecía comer el alimento espiritual, la Palabra de Cristo y el regalo de la Eucaristía. Éste era el deseo de Francisco: que todos los hermanos fueran siempre fieles a lo que habían prometido.


15 días con Francisco de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo.
Resumen del decimoquinto día.

sábado, 26 de mayo de 2012

LA SANTA OBEDIENCIA

"Y firmemente quiero obedecer al ministro general de la fraternidad y al guardián que le plazca darme. Y de este modo quiero estar cautivo en sus manos, que no pueda ir o hacer fuera de la obediencia y de su voluntad, porque es mi señor" (Testamento 27-28).

La obediencia franciscana es una entrega incondicional a la voluntad del Señor, a su querer, a su deseo. No hay mayor alegría para el fraile menor que vivir en esta dedicación completa a la honra del Altísimo y a lo que Él quiere para sus hijos. Siguiendo al humilde santo de Asís, la obediencia franciscana supone en primer lugar el despojo de la voluntad propia.

El Señor lo ha querido completamente pobre interior y exteriormente. La obediencia es el proceso de la liberación de uno mismo. No es tanto renuncia, sino aceptación. No someterse, sino vivir el amor a Dios y a los hermanos. Y nada hay más exigente que el amor. Una obediencia que lleva siempre a contemplar la vida y la necesidad de los demás.

Vivir como prisionero de la voluntad de Dios, manifestada en aquellos que se nos han dado como hermanos mayores para que guíen el camino de la fraternidad. "La regla y la vida de los hermanos menores es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad". El ser superior es un oficio de obediencia, pues el que preside tiene que estar atento a lo que Dios desea para aquellos a los que debe acompañar, proteger y dirigir.

Hay una obediencia fraterna, que es la que vincula fuertemente a la fraternidad a la que uno pertenece. Obediencia admirable es la del amor a los hermanos. "Y ningún hermano haga mal o hable mal al otro; sino, más bien, por la caridad del Espíritu, sírvanse y obedézcanse voluntariamente los unos a los otros. Y ésta es la verdadera y santa obediencia de nuestro Señor Jesucristo" (1 Regla V, 13-14). 

La obediencia caritativa es una consecuencia de aquello que se ha prometido. La obediencia, en fin, está unida a la caridad: "Señora santa caridad, el Señor te salve con tu hermana la santa obediencia" (Saludo a las Virtudes 3).

15 días con Francisco  de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo.
Resumen del decimocuarto día

miércoles, 23 de mayo de 2012

HERMANO DE LOS HERMANOS


"Altísimo, omnipotente, buen Señor, tuyas son las alabanzas, la gloria y el honor y toda bendición...Loados seas, mi Señor, con todas tus criaturas, especialmente por el hermano sol...Loados seas, por la hermana luna y las estrellas... Load y bendecid a mi Señor y dadle gracias y servividle con gran humildad" (Cantico).


El corazón de Francisco es tan grande que se ha llenado del amor que Dios manifestaba en las criaturas. ¡Alabado seas Señor por todas las criaturas! Todo ha sido creado para Cristo y todo encuentra razón y finalidad en Cristo. La creación entera, en definitiva, es una fraternidad compuesta por los hermanos muy diferentes, pero al fin y al cabo hermanos. Y el primero, el mayor y más santo, Jesucristo.


Traen la significación de Dios, diría el padre san Francisco; es decir, están glorificando continuamente a su Creador. El amor y respeto a la creación entera no tiene finalidad en sí misma, sino que sigue avanzando hasta la consumación de todo en Cristo, pues por Él y para Él fueron creadas todas las cosas.


La creación formaba una fraternidad universal. Todos son hermanos, no hay enemigos ni desconocidos. Todo habla de Dios Padre. Este sentido de la paternidad de Dios es lo que hace que Francisco llamara a todos hermanos: hermano sol, hermana luna, hermana muerte... Es que Francisco vive en el presente del amor de Dios por todas sus criaturas.


Así como no conviene acostumbrarse a los venenos del aire y por eso el compromiso ecológico constituye hoy una prioridad, se debería actuar del mismo modo con respecto a lo que corrompe el espíritu.


Amigo de los pobres, amado por las criaturas de Dios invitó a todos -animales, plantas, fuerzas naturales e incluso al hermano sol y a la hermana luna- a honrar y alabar al Señor. El pobre de Asís nos da testimonio de que estando en paz con Dios podemos dedicarnos mejor a construir la paz con toda la creación, la cual es inseparable de la paz entre los pueblos...


La figura de Francisco es inseparable de este inmenso amor, que convoca al universo entero a entrar con él las alabanzas de Dios en todas sus criaturas.


15 días con Francisco de Asís. Card. Carlos  Amigo Vallejo.
Resumen del   decimotercer   día

martes, 22 de mayo de 2012

MEDITAMOS CON ESTAS FRASES EN LA ESPERA DE UN NUEVO PENTECOSTÉS PARA LA IGLESIA



“El Espíritu Santo que hemos recibido nos lanza por el mundo a anunciar con convicción y credibilidad, que una fuerza nueva puede hacer nuevas todas las cosas y renovar la faz de la tierra”.

“El Espíritu Santo es la Fuerza de Dios  que rompe las cadenas de mis esclavitudes y me libera”.

“Los hombres de corazón grande y de preocupaciones universales son hombres para el entendimiento y la comprensión, sus palabras de amor universal, de amor al hombre necesitado, son palabras de Pentecostés”.

“Maria nos indica con su vida que siendo dóciles al Espíritu, él nos colmará como a ella de sus dones”.

“María ante el Espíritu es la mujer de la escucha y del silencio, de la espera y la esperanza”.

“El Espíritu Santo es un gran regalo, reservado para los últimos tiempos, que se infunde o derrama plenamente a partir de cristo resucitado”.

“El Espíritu Santo abre el entendimiento de sus discípulos”.

“Una de las obras más admirables del Espíritu Santo es el convencernos del pecado y darnos 
una gran fuerza para combatirlo y evitarlo”.

“El que tiene el Espíritu Santo en su alma imita a Jesús que ama a su Padre celestial sobre todas las cosas”.

DOMINGO DE PENTECOSTÉS: LA EFUSIÓN DEL ESPÍRITU DE LA VERDAD Y DEL AMOR EN LA IGLESIA


La solemnidad de Pentecostés es la plenitud del misterio pascual de Jesús y el inicio de la misión de los apóstoles. Entre Jesús y la Iglesia está el Espíritu Santo, aliento de Dios, llama que se desprende del cuerpo incandescente de amor de Cristo Resucitado, soplo vital de la Iglesia, energía de los cristianos. El día de Pentecostés, el Espíritu descendió sobre ellos, llenándolos de sus dones.

Jesús envía a los suyos como él mismo ha sido enviado por el Padre, pero no los deja solos, sino que les entrega el Espíritu para que puedan llevar a cabo su misión: el poder del perdón. El sacramento de la penitencia es uno de los tesoros preciosos de la Iglesia, porque sólo en el perdón se realiza la verdadera renovación del mundo. Sin eso la comunidad no hubiera superado sus "miedos". La Iglesia no se habría puesto jamás en marcha.

El Espíritu transforma a los apóstoles; de tímidos los hace valientes; de mudos, locuaces; de olvidadizos, hombres de memoria fresca. Su palabra resuena como una trompeta al anunciar el Kerigma, el misterio de Jesús, y los hombres de todas las naciones se sienten unidos por primera vez como en una anti-Babel, al comprender todos las palabras de los rudos galileos que hablaban en el Espíritu. Él nos permite reconocer a Jesús como el Señor, entender el plan de Dios en la historia humana y formar el cuerpo místico de Cristo, donde Cristo es la cabeza y cada miembro es igual de imprescindible. A cada persona le concede carismas diferentes, para que juntos podamos edificar la comunidad.

No hay Espíritu donde crecen frutos de la carne. Donde está Él florecen los frutos del nuevo paraíso que tiene como raíz lo que Él es: la vida nueva y abundante que estaba en Cristo y ahora está en nosotros. Y estos frutos son: amor, alegría, paz, comprensión. servicialidad, bondad, lealtad y amabilidad. Desde ahora no hace falta ir gritando: yo tengo el Espíritu. Por sus frutos los conoceréis.Y estos son los signos de la presencia del Espíritu. Verdadera libertad y auténtica liberación. Un dinamismo para vivir y caminar a impulsos del Espíritu para renovar la vida y la sociedad.

Su nombre es Paráclito, el Defensor, nuestro abogado ante el Padre, el que va a dar la cara por nosotros en todo momento, ante los tribunales humanos y ante el tribunal de dios. Es el Espíritu de la verdad, el maestro interior. El Padre nos ha revelado a Cristo su única y definitiva Palabra. Y Cristo nos ha dado su Espíritu, el exegeta vivo de sus palabras en el tiempo y en el espacio.

El Espíritu penetra la interioridad, riega, sana, lava, calienta, doma, guía. Él tiene un solo nombre del que se recuerdan todas las variantes: es don, plenitud de dones. El acontecimiento de Pentecostés no es algo que pertenece sólo al pasado. El Espíritu Santo continúa vivo y sigue manifestándose en nuestro mundo, en personas y situaciones concretas. La actividad del Espíritu no ha cesado. El Espíritu Santo da a los creyentes una visión superior del mundo, de la vida y de la historia y los hace custodios de la esperanza que no defrauda.

Sin el Espíritu la oración sería un diálogo imposible. Es él quien gime en nosotros para que podamos rezar como nos conviene. Movidos por él nos ponemos una vez más ante el Padre para pedirle que nunca nos falte su ayuda y fortaleza. Y a mirar al mundo, a los demás y a nosotros mismos con los ojos de Dios. Y que en vez de dispersarnos, nos reunamos, porque la verdad une y el amor une.

lunes, 21 de mayo de 2012

LA FRATERNIDAD


"Y después que el señor me dio hermanos, nadie me enseñaba qué debería hacer,sino que el Altísimo mismo me reveló que debería vivir según la forma del santo Evangelio" (Testamento 14-15).

Cuando fue llamado por Dios para convertir el corazón y seguir fielmente a Jesucristo, no había pensado sino que se trataba de una llamada individual y personal. Y el Señor Dios quiso que tuvieran como padre y maestro al pobre e iletrado Francisco. Los hermanos constituyen un don y una gracia que el buen Dios le había regalado a Francisco para que, con ellos,formara una nueva comunidad donde lo fraterno era expresión del amor con Dios amaba a sus hijos. 

Si el Padre es quien los había elegido y enviado, no era más que para llevar a cabo una misión, que no era otra sino la del mismo Jesucristo: hacer la voluntad del Padre viviendo conforme al Evangelio con sencillez, pobreza y humildad. Ellos serían los menores. En el centro de la fraternidad estaría Cristo; Él es el hermano mayor, el auténtico guardián y ministro de los hermanos.

Cada uno de los hermanos debe descubrir la presencia de ese Hermano Mayor en el corazón de cada uno de los miembros de la fraternidad. Cristo te puede también hablar mediante el hermano que  ha puesto en tu camino. El hermano, en definitiva, era signo sacramental de la presencia de Cristo. La fraternidad es el conjunto de los hermanos que viven para el Señor, que tienen como referencia el Evangelio de Jesucristo, que desean seguir en el carisma que había recibido de su padre y fundador. El origen de la fraternidad franciscana está en el experiencia de Dios.

El hermano nunca ha de olvidar que si lo ha traído Dios a esta fraternidad, es para que muestre a sus hermanos el rostro bendito de Aquel que lo ha elegido. Al entrar en la fraternidad, también los hermanos adquirían un derecho: el de tener un hermano mayor que los dirigiera y orientara para que su vocación no sufriera desviación alguna y permanecieran siempre fieles a aquello que habían prometido al Señor.

La fraternidad será para Francisco su gloria y su cruz, su gozo y el origen de no poco sufrimiento. Era una alegría ver la unidad de los hermanos, el bien que hacían a las gentes con la predicación del evangelio y el testimonio de aquellos primeros hermanos que fueron martirizados en tierras de infieles. El Señor me hizo pobre para que sirviera a los pobres y alcanzar la felicidad de saber que es a Jesucristo  y a los hermanos de Jesucristo a los que sirvo. El superior sería guardián, como el ángel custodio, que acompaña y mira por el bien de los hermanos.

El Señor nos ha llamado para que formemos una comunidad de hermanos en la que el mandamiento nuevo sea la inspiración permanente de aquellos que quieren seguir fielmente a Cristo pobre y crucificado.

15 días con  Francisco de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo.
Resumen del  duodécimo día.

domingo, 20 de mayo de 2012

DA SIEMPRE LO MEJOR... Y LO MEJOR VENDRÁ


A veces las personas son egoístas, ilógicas e
insensatas. Aún así… Perdónalas.

Si eres amable, las personas pueden acusarte de egoísta e interesado. Aún así… Sé amable.

Si eres un vencedor, tendrás algunos falsos amigos y algunos enemigos verdaderos. Aún así… Vence.

Si eres honesto y franco, las personas pueden engañarte. Aún así… Sé honesto y franco.

Lo que  tardaste años en construir, alguien puede destruirlo en una hora. Aún así… Construye.

Si tienes paz y eres feliz, las  personas pueden sentir envidia.  Aún así… Sé feliz.

El bien que hagas hoy, puede ser olvidado mañana. Aún así… Haz el bien.

Si das al mundo lo mejor de ti, eso puede que nunca sea suficiente.  Aún así… Da lo mejor de ti mismo.

A fin de cuentas… todo es y será entre tú y Dios. Nunca fue entre tú y ellos.

Teresa de Calcuta

miércoles, 16 de mayo de 2012

EL SEÑOR TE DÉ LA PAZ


"El Señor me reveló que dijésemos el saludo: el Señor te dé la paz" (Testamento 23).

El Señor había bendecido a Francisco con el don de la paz. Tenía que compartirla con los demás, llenar el corazón de todos los hombres y mujeres del mundo con un beneficio tan grande y que les hiciera gustar la bondad del Señor. Sufría de ver que los hombres no eran felices porque en sus deseos anidaba el odio, la venganza, el rencor, la desavenencia...

La paz es expresión de una convivencia reconciliada gracias al amor benevolente que Dios pone en el espíritu de cada hombre. ¡El Señor te dé la paz! No era simplemente un saludo; era una súplica, una oración, un dirigirse a Dios para que dejara caer su favor sobre aquellas personas con las que hablaba Francisco. Él sería heraldo de la paz, mensajero de la paz, defensor de la paz. Sabía muy bien que solamente con la paz el hombre podía encontrarse con Dios y con sus hermanos.

Si tienes el corazón lleno de paz, hablarás con palabras y gestos de paz. No se puede predicar la paz con la violencia. No se puede construir un reino de justicia, de amor y de paz, sino es por esos mismos caminos del reconocimiento del derecho que asiste a los demás.

Este anuncio y propósito de conseguir la paz tiene sus condiciones.  La primera de ellas es liberar el corazón. Solamente un corazón auténticamente libre puede ser artífice de paz. Francisco es el hombre completamente libre, en su corazón no había más que el deseo de agradar a Dios en todas las cosas.

Respetar a la persona, hacerle ver su dignidad, procurar el reconocimiento de los derechos que le asisten, hacerle ver su responsabilidad en la construcción de un mundo más pacífico. Una paz sin este respeto a la persona es una paz imposible. Francisco estaba convencido de que solamente Dios puede llenar los deseos insondables del hombre para la felicidad completa.


LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR A LOS CIELOS


La Ascensión del Señor supone culminar su tarea en este mundo, situarse para siempre junto al Padre e inaugurar un nuevo modo de presencia entre los suyos. Lo realmente importante es que vive la misma vida de Dios y eso es lo que el evangelista trata de decir utilizando la simbología muy arraigada en el lenguaje religioso. La Ascensión de Cristo significa, en primer lugar, la toma de posesión del Hijo del hombre crucificado y resucitado de la realeza de Dios sobre el mundo.


La verdad histórica de la Ascensión es que Jesús ya no está con nosotros físicamente. Su significado completo para los creyentes o verdad de fe es que Cristo resucitado vive glorificado con el Padre, y por medio de su Espíritu, en sus discípulos.


El cielo está en la tierra con la presencia angélica. Y la tierra ha subido al cielo con la humanidad del Señor. El evangelista Marcos da al misterio de la Ascensión un decisivo tono misionero: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación". Y con el envío, la seguridad de una presencia viva del maestro junto a los discípulos; una presencia singular, la del Señor que acompaña y confirma con milagros y prodigios la predicación del Evangelio.


El estar el hombre en Dios es el cielo. Y nosotros nos acercamos al cielo, más aún, entramos en el cielo en la medida que nos acercamos a Jesús y entramos en comunión con él. Por tanto, la solemnidad de la Ascensión nos invita a una comunión profunda con Jesús muerto y resucitado, invisiblemente presente en la vida de cada uno de nosotros. La Iglesia, no ha nacido ni vive para suplir la ausencia de su  Señor "desaparecido", sino que, por el contrario, encuentra la razón de su ser y de su misión en la presencia permanente, aunque invisible, de Jesús, una presencia que actúa con la fuerza de su Espíritu. La Iglesia vive y actúa para proclamar "su presencia gloriosa" de manera histórica y existencial.


Para Él la gloria, para nosotros la misión. Para nosotros el envío misionero, con la certeza de que su presencia en el cielo es garantía de su presencia activa en nuestro misionar y promesa de nuestro destino de gloria.


La fiesta que hoy celebramos es, antes que nada, motivo de esperanza. Como afirma la liturgia del día, lo que ya es verdad para Cristo, Cabeza de la Iglesia, se cumplirá también un día en nosotros, miembros de su Cuerpo. Pero mientras tanto, no podemos quedarnos como los apóstoles, "mirando al cielo". Ahí fuera hay un mundo que espera la Buena Noticia y nosotros, cada uno a su manera, está llamado a tomar el relevo y correr la parte de la carrera que le corresponde, sabiendo, por supuesto, que no estamos solos en esta tarea. El Señor, por medio de su Espíritu, coopera con nosotros.


La Ascensión no significa ausencia de Jesús. Él sigue bien presente en medio de su Iglesia. Por eso podemos dirigirnos a él y pedirle la fuerza que necesitamos para seguir siendo sus testigos en medio de nuestro mundo, porque sin él, no podemos realizar nada eficaz en nuestra vida y en nuestro apostolado.

sábado, 12 de mayo de 2012

MISIONEROS E ITINERANTES


"...hospedándose allí siempre como forasteros y peregrinos... cuando en un lugar no sean bien recibidos, huyan a otra tierra para hacer penitencia con la bendición de Dios" (Testamento 24-26). 


Su vocación no era otra que anunciar el santo Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.  La evangelización franciscana tiene unas características peculiares que provienen de la necesidad de ser fieles a la vocación a la que los hermanos menores ha  sido llamados. Ser fieles a lo que son; es decir, llamados por Dios para hablar de Dios y de su Hijo Jesucristo.


El hermano menor estará siempre dispuesto a ir a cualquier lugar. Es peregrino y extranjero, porque su santuario y su patria no son otros que el reino de Dios presente en todos los lugares del mundo. Van como pobres y confiados en la providencia de Dios


Cuando llegan  a un lugar y se encuentran con hombres y mujeres  que no conocían, lo primero que se ha de pensar es que son hermanos, no enemigos. Que con ellos no debe entrar en disputa, sino acogerlos como son. 


Quería el bienaventurado Francisco que los hermanos menores se presentaran así antes los demás: como hermanos y amigos, sintiendo la paternidad de Dios, que a todos quiere y a todos bendice. Y como amigos, que es estar pendiente el uno del otro para servirse mutuamente en aquello que el Señor quiera ser servido.


La evangelización tiene un riesgo: tener que dar la vida por los demás. El martirio puede ser el signo más claro de esa entrega incondicional al Evangelio. Cuando el padre Francisco recibió la noticia de que unos hermanos que habían ido a Marruecos habían sido martirizados, no pudo sino exclamar: ¡Ahora tengo unos verdaderos frailes menores!


15 días con Francisco de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo
Resumen del décimo día.

MARÍA, MUJER PASCUAL, QUE ACOGE LA PALABRA DE DIOS Y LA VIVE.


María, según la presentan los evangelios, fue madre de Jesús y discípula del Hijo. Ella encarnó las actitudes fundamentales que debe hacer suyas quien quiera adentrarse en este camino de la Lectio Divina: escucha, compromiso, fidelidad y perseverancia.
  • María "guardaba, meditaba y conservaba con cuidado todo en su corazón" (Lc 2,19.51). María no comprendió al instante el significado de lo que iba viviendo. Pero guardaba y conservaba en su corazón las palabras de su hijo, los acontecimientos en torno a su persona. En lo más profundo de sí misma, reflexionaba, rumiaba y oraba. En la Biblia, el corazón representa lo más profundo de una persona.
  • "Hágase en mí según tu voluntad" (Lc 1,38). María, la mujer de la escucha, es también la madre del compromiso vital. En ella escucha y obediencia son dos conceptos íntimamente relacionados. Supo situarse bajo esa Palabra, como "esclava del Señor", para ponerla en práctica.
  • "María estaba al pie junto a la cruz de Jesús" (Jn 19,25). María lleva hasta el final su ser de madre y de discípula. La mujer creyente, la madre de Jesús, se nos muestra como la madre de la esperanza, de la fidelidad, de la fortaleza, de la nueva humanidad.
  • "Los creyentes perseveraban unánimes en la oración junto a María" (Hch 1,14). Tras la muerte de Jesús, María permanece con los discípulos aguardando en comunidad la llegada del Espíritu Santo. Tres rasgos caracterizan esta comunidad: perseverancia, unanimidad y oración.
Tomar como modelo a María significa
  1. Crear en nosotros y a nuestro alrededor un clima propicio para la escucha.
  2. Penetrar en la hondura de los acontecimientos, más allá de la mirada superficial.
  3. Buscar ante todo la voluntad de Dios y no los propios caprichos o conveniencias.
  4. Cultivarnos como "oyentes de la Palabra".
  5. Estar dispuestos a que la Palabra nos cuestione, nos lea.
  6. Convertirse en personas capaces de encarar el dolor desde el seguimiento a Jesucristo.
  7. Educar nuestros ojos para ver, más allá de las apariencias, la sabiduría escondida de la cruz.
  8. Mantenerse junto a los crucificados de la historia, trabajando por un mundo de resucitados.
  9. Perseverar en la Lectio Divina para adecuar progresivamente nuestra vida al proyecto de Dios.
  10. Ser conscientes de nuestra pertenencia a la Iglesia, la comunidad que, animada por el Espíritu Santo, interpreta adecuadamente las Escrituras.
  11. Valorar la liturgia, que es el lugar por excelencia de la Lectio Divina.

viernes, 11 de mayo de 2012

CINCO COSAS IMPORTANTES QUE TE ENSEÑA LA VIDA

1.- LA PREGUNTA MÁS IMPORTANTE.


Durante mi segundo semestre en la escuela de enfermería, nuestro profesor nos dio un examen sorpresa. Yo era un estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta que leí la ultima: "¿cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?”
Seguramente esto era algún tipo de broma. 

Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero, ¿cómo iba yo a saber su nombre? Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco.

Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen. "absolutamente", dijo el profesor. "en sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Ellos merecen su atención y cuidado, aunque solo les sonrían digan: '¡hola!'" nunca olvidé esa lección. También aprendí que su nombre era Dorothy. TODOS SOMOS IMPORTANTES.


2.- AUXILIO EN LA LLUVIA.

Una noche, a las 11:30 p.m., una mujer afroamericana, de edad avanzada estaba parada en el acotamiento de una autopista de alabama, tratando de soportar una fuerte tormenta. su coche se había descompuesto y ella necesitaba desesperadamente que la llevaran. Toda mojada, ella decidió detener el próximo coche.


Un joven blanco se detuvo a ayudarla, a pesar de todos los conflictos que habían ocurrido durante los 60. El joven la llevó a un lugar seguro, la ayudó a obtener asistencia y la puso en un taxi. Ella parecía estar bastante apurada. Ella anotó la dirección del joven, le agradeció y se fue.


Siete días pasaron, cuando tocaron la puerta de su casa. para su sorpresa, un televisor pantalla gigante a color le fue entregado por correo a su casa. Tenia una nota especial adjunta al paquete. esta decía: "muchísimas gracias por ayudarme en la autopista la otra noche. La lluvia anegó no sólo mi ropa sino mi espíritu. Entonces apareció usted. gracias a usted, pude llegar al lado de la cama de mi marido agonizante, justo antes de que muriera. dios lo bendiga por ayudarme y por servir a otros desinteresadamente. Sinceramente: la señora de Nat king Cole." NO ESPERES NADA A CAMBIO Y LO RECIBIRÁS.


3.- SIEMPRE RECUERDA AQUELLOS A QUIENES SIRVES.


En los días en que un helado costaba mucho menos, un niño de 10 años entró en un establecimiento y se sentó a una mesa. La camarera puso un vaso de agua en frente de él. "¿Cuánto cuesta un helado de chocolate con almendras?" pregunto el niño. "cincuenta centavos", respondió la camarera. El niño sacó su mano de su bolsillo y examinó un número de monedas.  "¿Cuánto cuesta un helado solo?", volvió a preguntar.


Algunas personas estaban esperando por una mesa y la camarera ya estaba un poco impaciente. "Treinta y cinco centavos", dijo ella bruscamente. El niño volvió a contar las monedas. "Quiero el helado solo", dijo el niño. La camarera le trajo el helado, y puso la cuenta en la mesa y se fue.


El niño terminó el helado, pagó en la caja y se fue. cuando la camarera volvió, ella empezó a limpiar la mesa y entonces le costó tragar saliva con lo que vio. Allí, puesto ordenadamente junto al plato vacío, había veinticinco centavos... su propina. JAMÁS JUZGUES A ALGUIEN ANTES DE TIEMPO.


4.- LOS OBSTÁCULOS EN NUESTRO CAMINO.


Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Entonces se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda roca.


Algunos de los comerciantes más adinerados del rey y cortesanos vinieron y simplemente le dieron una vuelta. Muchos culparon al rey ruidosamente de no mantener los caminos despejados, pero ninguno hizo algo para sacar la piedra grande del  camino.


Entonces un campesino vino, y llevaba una carga de verduras. al aproximarse a la roca, el campesino puso su carga en  el piso y trató de mover la roca a un lado del camino. Después de empujar y fatigarse mucho, lo logró. Mientras recogía su carga de vegetales, notó una cartera en el  suelo, justo donde había estado la roca.


La cartera  contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey indicando que  el oro era para la persona que removiera la piedra del camino. El campesino aprendió lo que los otros nunca entendieron. CADA OBSTÁCULO PRESENTA UNA OPORTUNIDAD  PARA MEJORAR LA CONDICIÓN DE UNO.

5.- DONANDO SANGRE.

Hace muchos años, cuando trabajaba como voluntario en un hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz quien sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse aparentemente era una transfusión de sangre de su hermano de 5 años, quien había sobrevivido milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado los anticuerpos  necesarios para combatirla.

El doctor explicó la situación al hermano de  la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre a su hermana. Yo lo vi dudar por solo un momento antes de tomar un gran suspiro y decir: "si, lo haré, si eso salva a  Liz.”


Mientras la transfusión continuaba, él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana, y sonriente mientras nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las mejillas de la niña. Entonces la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció. Miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A qué hora empezaré a morirme? Siendo solo un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre a su hermana. Y aun así se la daba. DA TODO POR QUIEN AMES.

Y YO TRABAJABA


"Y yo trabajaba con mis manos, y quiero trabajar; y quiero firmemente que todos los otros hermanos trabajen en trabajo que conviene al decoro. Los que no saben, que aprendan, no por la codicia de recibir el precio del trabajo, sino por el ejemplo y para rechazar la ociosidad..." (Testamento 20-24). 

Si eligieron el camino de la pobreza, su trabajo correspondería al de unos hombres pobres. La vida que habían elegido, la de ser penitentes que buscan a Dios, era lo más imprescindible que guardar y defender por encima de todo. Su verdadero salario no era otro que el amor de Jesucristo, buen Señor y justo pagador. El espíritu de oración y devoción sería lo primero

Para el fraile menor el ora et elabora era buen consejo, pero con el convencimiento de que trabajar era también una forma de orar. Era alabanza de Dios, que daba las fuerzas necesarias para poder realizarlo, y bendición, porque con esa actitud huían del ocio, tenían lo imprescindible para vivir, les llevaban remedio a los enfermos y ayudaban a los pobres.

El trabajo era una gracia que Dios había dado al hermano menor. Con el trabajo se evitará la ociosidad, que es enemiga del alma, pero también se recibirá aquello que los hermanos necesitan para sustento diario. Se trataba de una obligación, pues los dones que se habían recibido no pueden ocultarse, sino que han de servir para alabar a Dios y ayudar a los hermanos, sobre todo los más necesitados. Los hermanos, si tienen un oficio y lo saben hacer, que lo ejerzan. Y si no lo conocen, que aprendan, pues el trabajo hay que realizarlo con decoro. 

Por el trabajo se debe recibir un salario justo: aquello que sea necesario para tener el pan de cada día. Pero de ninguna de las maneras se puede aceptar dinero. Y si lo reciben, que sea como limosna, porque la limosna es herencia y justicia que se debe a los pobres y que nos adquirió nuestro Señor Jesucristo. Todo lo que dejarán los hombres en el mundo perecerá, pero de la caridad y de las limosnas que hicieron tendrá premio del Señor. (1R IX 8-9).

15 días con Francisco de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo.
Resumen del noveno día.

jueves, 10 de mayo de 2012

LA RESURRECCIÓN SEGÚN JUAN PABLO II



Cristo resucitó en un determinado momento de la historia, pero aún espera resucitar en la historia de innumerables hombres, en la historia de los individuos y en la de los pueblos. Esta es una resurrección que supone la cooperación del hombre, de todos los hombres. Pero es una resurrección en la cual se manifiesta siempre una oleada de esa vida que surgió del sepulcro una mañana de Pascua hace ya tantos siglos.

Dondequiera que un corazón, superando el egoísmo, la violencia y el odio, se inclina con un gesto de amor hacia el necesitado, allí Cristo resucita hoy de nuevo.

Dondequiera que en empeño operante por la justicia emerja una verdadera voluntad de paz, allí retrocede la muerte y se consolida la vida de Cristo.

Dondequiera que en empeño operante por la justicia emerja una verdadera voluntad de paz, allí retrocede la muerte y se consolida la vida de Cristo.

Dondequiera que muera quien ha vivido creyendo, amando y sufriendo, allí la resurrección de Cristo celebra su victoria definitiva.

La última palabra de Dios sobre las vicisitudes humanas no es la muerte, sino la vida; no es la desesperación, sino la esperanza. 
Juan Pablo II






EN PASCUA, TENEMOS QUE SER BIBLIA VIVIENTE.


Cuentan que había una vez un hombre que caminaba por la vida con el único equipaje de una Biblia. Decía que Dios se la había confiado. La leía diariamente. Las hojas de este libro estaban amarillentas, arrugadas por el uso. Muchas veces se le encontraba a la vera del camino, de pie o sentado, leyendo a solas.

Un día le alcanzó un huracán terrible. Aunque protegió con su cuerpo la Biblia, el viento y la fuerza del agua se la arrancaron de las manos. Por más que lo intentó, no pudo recuperarla. Enormemente apenado por la pérdida, se dedicó a recordar todo lo que había leído en las Escrituras y, para que no se le olvidase, lo iba viviendo. 

Este hombre murió y compungido, se presentó ante Dios. 
-Señor, he perdido la Biblia que me habías confiado.
-No -le respondió Dios-. Yo te quité la Biblia porque solo sabías leerla. Lo que yo quería es precisamente lo que has hecho: ser Biblia viviente para tus hermanos.

REFLEXIÓN:
  • Solo quien ha hecho la experiencia de dejarse acompañar por la Palabra puede acompañar, comprometerse, dar fruto con otros creyentes según los valores del Evangelio.
  • Quien ha experimentado en sí mismo la encarnación de la Palabra, no podrá menos que ser Biblia viviente para sus hermanos.



miércoles, 9 de mayo de 2012

VI DOMINGO DE PASCUA. EN EL CENTRO DEL MENSAJE: PALABRAS SOBRE EL AMOR.


Nos acercamos hoy al corazón del mensaje de Jesús y a la motivación más profunda de toda su vida. Tanto el evangelio como la primera carta de san Juan, con un enfoque de fondo plenamente coincidente, nos hablan del amor. El amor de Dios no conoce fronteras, el salmo responsorial acaba de completar este cuadro al afirmar que el Señor es fiel y por eso no puede olvidarse de su misericordia hacia Israel. 

El acontecimiento narrado en la primera lectura es determinante  no sólo para la Iglesia de los orígenes, sino también para la Iglesia de todos los tiempos. En cierto sentido, es un modelo de lo que debe ser la apertura de los cristianos al designio de Dios. En efecto, es el mismo Espíritu de Dios, el que con una triple visión impulsa a Pedro a salir de su concepción restringida para abrirse a la universalidad de la salvación que el sacrificio redentor de Cristo ha adquirido para toda la humanidad, no solo para Israel. Esta novedad consistirá, en el caso de Pedro, en anunciar a todos la Palabra que Dios ha confiado a los hijos de Israel. 

En la segunda lectura (1Jn 4,7-19) comienza la magna reflexión sobre la caridad, que marca la cima de esta carta. Dios es la fuente del amor. En consecuencia, quien ha brotado de esta fuente y permanece unida a ella vive del amor y difunde el amor. "Dios es amor": esta revelación del rostro de Dios no es una afirmación especulativa, sino la experiencia de una historia de la que Juan es testigo directo y cada cristiano llega a serlo también cuando entra en la comunión eclesial, así como también en la intimidad de su propio corazón. El amor no es una realidad para explicar: Dios ha revelado su amor a través de su obrar, de su "desmesurada caridad", que le ha llevado a dar al hombre a su único Hijo, el cual a su vez ha entregado su propia vida expiando con la muerte el pecado del hombre. Su ofrenda es en verdad como la semilla que, una vez caída en tierra, produce mucho fruto. El amor no existe si no se manifiesta. El rostro amante de Dios nos ha sido revelado por el rostro de dolor y de gloria de Cristo

El evangelio de hoy continúa el del domingo pasado. Su novedad está en los vv. 13 al 16. Con un amigo hay cariño y conocimiento mutuo; existe confianza para compartir en profundidad la vida. En cambio, la relación con el siervo se basa en un contrato. Amar es ser amigos. Sois mis amigos porque así os llamo yo. Sois mis amigos porque os he abierto de par en par los secretos del Padre. No sois siervos, excluidos de la intimidad, sino amigos invitados a compartir las confidencias. También aquí la gratuidad, la iniciativa, el don de la vida. Somos amigos porque Cristo ha dado la vida por nosotros. Se habla de una corriente de amor que comienza en Dios y a través de Jesús llega a sus discípulos, que son amados en la misma medida en que él es amado por el Padre. Jesús invita a dar un paso más y a prolongar esta corriente de amor pidiendo a los suyos que se amen mutuamente con el mismo amor con que él los ha amado. Sin el amor a Jesús, que se manifiesta en la observancia de sus mandamientos, la persona se excluye del movimiento trinitario y comienza a encerrarse en sí misma, perdiendo la capacidad de recibir y comunicar a Dios.

Nuestro testimonio en el mundo, nuestra misión en la sociedad de hoy. Vivir según la lógica de Dios que nos amó primero, que ama a todos y a cada uno, que perdona y salva. Que nadie quede excluido, porque Dios no excluye a nadie; es Padre de todos. El que es Amor para todos, nos dice que nos amemos también los unos a los otros, sin vetos posibles, sin exclusiones ni particularismos, en la dimensión concreta del hermano que pasa al lado.

Que nos acompañe en esta misión y nos proteja siempre la Virgen María, como madre y estrella de nuestra vida y de nuestra misión como cristianos ante el mundo.


lunes, 7 de mayo de 2012

TOMA, LEE Y MEDITA


"Tengo que dirigirte una queja, ilustre hijo Teodoro. Recibiste gratuitamente de la Santísima Trinidad la inteligencia y los bienes temporales, la misericordia y el amor; pero estás constantemente inmerso en los asuntos en los asuntos temporales, obligado a frecuentes viajes y dejas de leer diariamente las palabras de tu Redentor. ¿No es la Sagrada Escritura una carta del Dios todopoderoso a su criatura? El Emperador del cielo, el Señor de los hombres y de los ángeles, te ha dirigido una carta que se refiere a tu vida, y tú no te ocupas de leerla con fervor. Aplícate, te lo ruego a meditar, cada día las palabras de tu Creador"

San Gregorio Magno, Epístola IV, 31

"La Iglesia no vive de sí misma, sino del Evangelio, y encuentra siempre y de nuevo su orientación en él para su camino. Es algo que tiene que tener en cuenta cada cristiano y aplicarse a sí mismo: solo quien escucha la palabra puede convertirse después en 
su anunciador... La lectura asidua de la Sagrada Escritura acompañada por la oración permite ese íntimo diálogo en el que, a través de la lectura, se escucha a Dios que habla, y a través de la oración, se le responde con una confiada apertura del corazón. Si se promueve esta práctica con eficacia, estoy convencido de que producirá una nueva primavera espiritual en la Iglesia".

Benedicto XVI, discurso en el Congreso Internacional "La Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia", septiembre del 2005.

Y NO QUERÍAMOS TENER MÁS.


El bienaventurado Francisco sentía una auténtica y santa envidia de quienes veía más pobres, más desvalidos, más débiles que él. Es la envidia de la pobreza, que no desprecia al que tiene bienes de este mundo sino que ama con todo el corazón a los más desposeídos, porque están en ese espacio del vaciamiento de las cosas del mundo, en el que la providencia de Dios puede hacerse más visible.

Es tener a Dios, y sentirse protegido, amparado y querido por Él. La pobreza es carga ligera, suave, buscada y querida. Pero no por ello deja de ser muy pesada, y solamente el amor de Cristo y su cruz la hacen liviana, llevadera y motivo de gozo y de honra. ¡Siempre la pobreza! Honra y cruz de los seguidores de Francisco. "¡y no queríamos tener más!" (Testamento 17).

Francisco no critica a los que viven de otro modo y visten y festejan con la abundancia de las cosas y de los honores, sino que su respuesta no es otra que Jesucristo: ¡Él me ha enseñado a vivir así! Una manera de estar así en el mundo suscita en unos la admiración, en otros el desprecio y en los más la indiferencia, al pensar que se trata de un iluminado más de los muchos que había, o simplemente de un perturbado sin remedio para su enfermedad. 

La pobreza franciscana es ante todo una experiencia de fe, es sentir y palpar muy de cerca la vida y el ejemplo, el mensaje y la entrega de Jesucristo, el Hijo del Altísimo Dios. El Verbo de Dios se hizo hombre y asumió todas las heridas y desgarrones que la naturaleza humana tenía a causa del pecado. Pero la Palabra de Dios resonaba con fuerza y exponía el camino de la auténtica liberación, de la verdadera felicidad¡Dichosos los pobres porque de ellos es el reino de Dios!

Es la radicalidad de la existencia, en exclusión total de todas las cosas, para encontrarse y vivir y experimentar la identificación completa con Jesucristo. La identificación era perfecta: Dios quiso que su Hijo fuera un pobre. Mucho tuvo que luchar, y no pocas batallas entre lo que Dios quería y los obstáculos que se presentaban para seguir una nueva y admirable vocación cristiana. Abrázate al pobre y encontrarás a Dios. Lo de san Agustín: si quieres ver el misterio de la Trinidad, practica la caridad.

A Francisco, el Señor le reveló que debía ser pobre y vivir como pobre. Había que abandonar cualquier actitud orgullosa y egoísta.  Pero no bastaba. Porque la pobreza de Francisco no es una pobreza negativa de rechazo, sino de elegir libremente, y con un corazón muy grande, lo mejor que se encuentra: el amor de Dios manifestado en el Señor Jesucristo.

El hermano menor no se pertenece a sí mismo, sino que sobre él tienen título de propiedad los demás, especialmente los excluidos y pobres de este mundo, que son los auténticos señores.

15 días con Francisco de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo.
Resumen del octavo día.