LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


sábado, 26 de mayo de 2012

LA SANTA OBEDIENCIA

"Y firmemente quiero obedecer al ministro general de la fraternidad y al guardián que le plazca darme. Y de este modo quiero estar cautivo en sus manos, que no pueda ir o hacer fuera de la obediencia y de su voluntad, porque es mi señor" (Testamento 27-28).

La obediencia franciscana es una entrega incondicional a la voluntad del Señor, a su querer, a su deseo. No hay mayor alegría para el fraile menor que vivir en esta dedicación completa a la honra del Altísimo y a lo que Él quiere para sus hijos. Siguiendo al humilde santo de Asís, la obediencia franciscana supone en primer lugar el despojo de la voluntad propia.

El Señor lo ha querido completamente pobre interior y exteriormente. La obediencia es el proceso de la liberación de uno mismo. No es tanto renuncia, sino aceptación. No someterse, sino vivir el amor a Dios y a los hermanos. Y nada hay más exigente que el amor. Una obediencia que lleva siempre a contemplar la vida y la necesidad de los demás.

Vivir como prisionero de la voluntad de Dios, manifestada en aquellos que se nos han dado como hermanos mayores para que guíen el camino de la fraternidad. "La regla y la vida de los hermanos menores es ésta: guardar el santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo viviendo en obediencia, sin nada propio y en castidad". El ser superior es un oficio de obediencia, pues el que preside tiene que estar atento a lo que Dios desea para aquellos a los que debe acompañar, proteger y dirigir.

Hay una obediencia fraterna, que es la que vincula fuertemente a la fraternidad a la que uno pertenece. Obediencia admirable es la del amor a los hermanos. "Y ningún hermano haga mal o hable mal al otro; sino, más bien, por la caridad del Espíritu, sírvanse y obedézcanse voluntariamente los unos a los otros. Y ésta es la verdadera y santa obediencia de nuestro Señor Jesucristo" (1 Regla V, 13-14). 

La obediencia caritativa es una consecuencia de aquello que se ha prometido. La obediencia, en fin, está unida a la caridad: "Señora santa caridad, el Señor te salve con tu hermana la santa obediencia" (Saludo a las Virtudes 3).

15 días con Francisco  de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo.
Resumen del decimocuarto día

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