LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


sábado, 12 de mayo de 2012

MARÍA, MUJER PASCUAL, QUE ACOGE LA PALABRA DE DIOS Y LA VIVE.


María, según la presentan los evangelios, fue madre de Jesús y discípula del Hijo. Ella encarnó las actitudes fundamentales que debe hacer suyas quien quiera adentrarse en este camino de la Lectio Divina: escucha, compromiso, fidelidad y perseverancia.
  • María "guardaba, meditaba y conservaba con cuidado todo en su corazón" (Lc 2,19.51). María no comprendió al instante el significado de lo que iba viviendo. Pero guardaba y conservaba en su corazón las palabras de su hijo, los acontecimientos en torno a su persona. En lo más profundo de sí misma, reflexionaba, rumiaba y oraba. En la Biblia, el corazón representa lo más profundo de una persona.
  • "Hágase en mí según tu voluntad" (Lc 1,38). María, la mujer de la escucha, es también la madre del compromiso vital. En ella escucha y obediencia son dos conceptos íntimamente relacionados. Supo situarse bajo esa Palabra, como "esclava del Señor", para ponerla en práctica.
  • "María estaba al pie junto a la cruz de Jesús" (Jn 19,25). María lleva hasta el final su ser de madre y de discípula. La mujer creyente, la madre de Jesús, se nos muestra como la madre de la esperanza, de la fidelidad, de la fortaleza, de la nueva humanidad.
  • "Los creyentes perseveraban unánimes en la oración junto a María" (Hch 1,14). Tras la muerte de Jesús, María permanece con los discípulos aguardando en comunidad la llegada del Espíritu Santo. Tres rasgos caracterizan esta comunidad: perseverancia, unanimidad y oración.
Tomar como modelo a María significa
  1. Crear en nosotros y a nuestro alrededor un clima propicio para la escucha.
  2. Penetrar en la hondura de los acontecimientos, más allá de la mirada superficial.
  3. Buscar ante todo la voluntad de Dios y no los propios caprichos o conveniencias.
  4. Cultivarnos como "oyentes de la Palabra".
  5. Estar dispuestos a que la Palabra nos cuestione, nos lea.
  6. Convertirse en personas capaces de encarar el dolor desde el seguimiento a Jesucristo.
  7. Educar nuestros ojos para ver, más allá de las apariencias, la sabiduría escondida de la cruz.
  8. Mantenerse junto a los crucificados de la historia, trabajando por un mundo de resucitados.
  9. Perseverar en la Lectio Divina para adecuar progresivamente nuestra vida al proyecto de Dios.
  10. Ser conscientes de nuestra pertenencia a la Iglesia, la comunidad que, animada por el Espíritu Santo, interpreta adecuadamente las Escrituras.
  11. Valorar la liturgia, que es el lugar por excelencia de la Lectio Divina.

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