LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


viernes, 4 de mayo de 2012

ORACIÓN Y DEVOCIÓN


Tenía un especial interés en que los templos estuvieran muy limpios, pues eran la casa en la que, de una manera admirable, vivía Dios. Además es que allí estaba el sagrario y la santa cruz. Francisco tenía una conversación permanente con Dios, una oración que era el alimento continuo y necesario para poder seguir el camino de conversión y penitencia al que había sido llamado. Si faltaba la oración, todo se estancaría y hasta se derrumbarían los asientos de la perseverancia. Más que tener experiencia de Dios, Francisco vivía en Dios.

En cualquier momento y lugar, con los labios y con el silencio, en el deseo y la súplica, siempre era tiempo y espacio oportuno para hablar con Dios. La oración era una complacencia, un dejarse llevar por el amor de Dios. Dios hablaba a Francisco y Francisco hablaba a Dios. La vida del siervo estaba metida por completo en la voluntad del Señor.

La oración de Francisco es abiertamente trinitaria: a Dios Padre, por el Espíritu, con su Hijo Jesucristo. El que no ora no comprende, no gusta, no vive la grandeza del corazón de Dios. Y es que la oración no es pensar y discurrir, sino adentrarse y ponerse -en alma y en vida- en la voluntad salvadora de Dios en su Hijo Jesucristo. La gracia del Espíritu ha hecho que el Padre haya puesto junto a su Hijo al bienaventurado Francisco. 

Francisco no pide nada para sí mismo, solamente quiere estar acogido a la misericordia del Misericordioso. En la oración de Francisco hay una referencia constante, llena de devoción, a la santísima Eucaristía, a la santa cruz y a la oración del Padrenuestro. La cruz es la señal de redención. La Eucaristía, memoria del sacrificio, la presencia y comunión y la adoración perfecta al Señor resucitado. El Padrenuestro es la oración preferida de Francisco.

Francisco quiere orar en comunión total con toda la Iglesia. De manera particular siente la unión con todos los llamados en Cristo al rezar el oficio divino. La oración litúrgica le hace sentirse partícipe de la comunidad presidida por el Señor Jesucristo. Francisco siempre ponía la misma cautela: "con tal que no se apague el espíritu de oración y devoción". La devoción se refería a vivir continuamente en la presencia de Dios. No era, pues, extraño que Francisco pusiera esta condición: que nada te aparte del Espíritu de Dios.

 15 días con Francisco de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo,
Resumen del séptimo día.

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