LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


jueves, 25 de octubre de 2012

¿DONDE ESTAN LOS ORGANISMOS DEFENSORES DE LOS DERECHOS HUMANOS?




UNA TRAGEDIA QUE NECESITA SER DIVULGADA. 
SI ERES SENSIBLE NO LO VEAS...Facebook censurado.

Cristianos quemados vivos en Nigeria: un holocausto monstruoso, ante la indiferencia internacional.Los mártires existen HOY.
¿DONDE ESTAN LOS ORGANISMOS DEFENSORES 
DE LOS DERECHOS HUMANOS?. 

DENUNCIA DEL PADRE Juan Carlos Martos 
cmf Segretariato di PV Missionari Clarettiani.


Comentario personal. La verdad, que se pone 
hoy mucho el grito en el cielo  cuando 
vemos algunas imágenes que nos hacen ver
la realidad del ser humano cuando se 
trata el tema de la violencia. 
Muchas personas son muy sensibles 
ante la violencia contra los animales 
o ciertas plantas que están protegidas. 
Pero son poco sensibles cuando se trata
del ser humano, ya sea cuando todavía 
no ha nacido, aborto, o cuando son 
cristianos a los que matan.
Porque parece ser que los cristianos
son ciudadanos de segunda clase. 
Señores, que todos los hombres somos
iguales en dignidad, porque todos 
hemos sido creados a imagen y 
semejanza de Dios Amor.
Respetemos la vida en todas 
sus manifestaciones y defendamos 
la vida de todo ser humano, sea de 
la religión que sea e independiente 
de clases sociales diferentes
y signo político adverso.

REFLEXIONA EN EL AÑO DE LA FE


martes, 23 de octubre de 2012

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO


Reconocer la ceguera para seguir a Jesús por el camino

El Evangelio de hoy recuerda la  curación de un ciego realizada por Jesús y que san Marcos presenta en sentido simbólico, como reconocen la mayor parte de comentaristas. En todo el contexto el evangelista está mostrando lo que favorece conocer a Jesús y seguirle de forma auténtica a Jerusalén, y lo que lo impide. Al final, la figura del ciego, que reconoce su ceguera y pide la curación a Jesús, es una invitación al creyente para que reconozca su ceguera y pida a Jesús que le haga ver su verdadero rostro para que le siga con ánimo a Jerusalén para compartir su muerte y resurrección.

El corazón tiene tendencias a inducirnos a  un autoengaño que justifique el tipo de vida que estamos llevando y la visión que tenemos de nosotros y de las cosas. Busca con ello una falsa paz, que en el campo religioso se traduce en un cristianismo amorfo y sin vida o en la negación de toda religiosidad. 

El que ama el engaño, en él perecerá. A los que no aman la verdad  “Dios les envía un poder seductor que les hace creer en la mentira  para que sean condenados todos cuantos no creyeron en la verdad y prefirieron la iniquidad” (2 Tes 2,11-12). Al contrario, al que busca sinceramente la luz de la verdad, Dios no se la niega. S Agustín fue un amante de la verdad y después de un largo peregrinaje la encontró; John Henry Newman, otro amante de la verdad, después de una larga búsqueda, encontró la fe católica, y así otros muchos.

Jesús es luz y se entra en su mundo por medio de la luz: « Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida. » (Jn 8,12); es “la luz que brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la recibieron” (Jn 1,5). La palabra de Dios nos invita hoy a acoger la verdad y no rechazarla para alcanzar un verdadero conocimiento de Jesús. Para ello es básico que todos reconozcamos nuestras cegueras mayores o menores como primer paso para poder ver, reconocer a Jesús como Salvador y ser salvados por él: « Para un juicio he venido a este mundo: para que los que no ven, vean; y los que ven, se vuelvan ciegos. »  Algunos fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: « Es que también nosotros somos ciegos? » Jesús les respondió: Si fuerais ciegos, no tendríais pecado; pero, como decís: "Vemos" vuestro pecado permanece. » (Jn 9,39-41). El que reconoce su ceguera, acude a Jesús, pide ver, recibe la salvación y con ello la capacidad de seguir a Jesús por el camino con alegría.

Conocer la verdad sobre uno mismo es reconocer que somos mortales, con un principio y un fin. Esto es necesario, pero no basta, pues puede inducir a caer en un relativismo hedonista: Comamos y bebamos que mañana moriremos. Nuestra verdad completa incluye además reconocer que Dios ha puesto en nuestro corazón un hambre de felicidad infinita que nos capacita para reconocerlo como nuestro Creador y Salvador: “Nos has hecho, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto mientras no descansa en ti. [San Agustín]. Esto implica reconocer que somos criaturas de Dios Padre que nos ha llamado a la existencia para que compartamos su gloria, siendo hijos en su Hijo (Ef 1,5) y que cuenta con cada uno de nosotros para crear un mundo mejor, viviendo una vida de servicio solidario. Reconocer mi verdad es aceptar que soy débil y pecador, necesitado de salvación de Dios.

Conocer la verdad sobre los demás es reconocer que todos somos criaturas de Dios, iguales y llamados a vivir solidariamente, lo que excluye mirar al otro como competidor o enemigo. “Por tanto, desechando la mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues somos miembros los unos  de los otros” (Ef 4,25).

Conocer la verdad sobre la creación es reconocer que Dios ha creado los bienes como medio para que todos se realicen como personas, lo que excluye la adoración de los bienes como si dieran la salvación. Conocer la verdad es reconocer el primado del amor sobre todos los demás valores, pues al final seremos examinados de amor.

Conocer la verdad es una tarea constante que hemos de afrontar, evitando las interferencias del orgullo, la avaricia, la ambición, el hedonismo... que impiden reconocer a Jesús como salvador. Como dice san Pablo: “En otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. Examinad qué es lo que agrada al Señor,  y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien, denunciadlas. Cierto que ya sólo el mencionar las cosas que hacen ocultamente da vergüenza; pero, al ser denunciadas, se manifiestan a la luz. Pues todo lo que queda manifiesto es luz. Por eso se dice: Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo (Ef 5,8-14).
En la tarea de conocer la verdad ayuda el examen de conciencia frecuente, la aceptación humilde de la corrección fraterna, la propia experiencia de las pruebas que nos hacen sentir nuestra debilidad...

Además de buscar la verdad para cada uno, tenemos que ayudar a ver a muchos hermanos que yacen tumbados a la vera del camino, aparentemente ajenos a la Verdad. Ciertamente que Cristo resucitado trabaja en el corazón de todos los hombres, pues Dios quiere la salvación de todos. Nuestra tarea consiste, primero, en no poner obstáculos a su búsqueda de la Verdad con nuestra falta de testimonio y, después, favorecer todo lo que sea búsqueda sincera, respetando su proceso personal.

En cada Eucaristía pasa ante nosotros Jesús, que nos invita a salir a su encuentro reconociendo  nuestras cegueras y pidiéndole ver y seguirle por su camino.

Antonio Rodríguez Carmona
Sacerdote de la diócesis de Almería

REFLEXIONA EN EL AÑO DE LA FE


lunes, 22 de octubre de 2012

REFLEXIONA EN EL AÑO DE LA FE


Hablar de Dios
«Estas pa­la­bras de Pablo, “in­siste a tiempo y a des­tiempo” (cf. 2Tm,4,1–2), sig­ni­fican que hay que ha­blar siempre y en todas partes de Dios, dar tes­ti­monio de él, ante los hom­bres y ante el mundo, no sólo porque tal es la mi­sión y la vo­ca­ción del dis­cí­pulo, sino porque tal es la ne­ce­sidad más pro­funda del hombre y del mundo: el mundo y sobre todo el hombre en el mundo no tienen sen­tido fuera de Dios.»
Juan Pablo II dia­loga con André Frossard. “¡No te­gáis miedo!”. El mundo I.

REFLEXIONA EN EL AÑO DE LA FE


sábado, 20 de octubre de 2012

ACCIÓN DE GRACIAS CON MOTIVO DE MIS XXV AÑOS DE SACERDOCIO


ACCIÓN DE GRACIAS

¡TODO ME HABLA DE TI… TODO SE LLENA DE TI!

Cuando recorro mi vida
y pienso en todos los trechos
que he caminado contigo
mi vida es cual un misterio.
                                                                                                     
Comencé en la Contraviesa
pueblos de vides y almendros…
entre la Sierra y el Mar
plenos de tu amor inmenso
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE ESPERANZA!

Entre aromas de azahares
-en el Valle naranjero-
la   voz divina cantaba
en trinos dulces y bellos
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE HERMOSURA!

Cumbres de nievas eternas;
veranos suaves y frescos
tras los inviernos helados
de ríos cantarines cual espejos
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE BONDAD!

Entre olivos los pueblos de los Montes
y un atronador silencio
por el trinar de  pájaros vencido
alegran los campos en bellos sueños.
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE HUMILDAD!

En Roma, ciudad eterna,
con fuentes monumentales,
anduve calles y plazas,
basílicas eclesiales
y ruinas patrimoniales.
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE ILUSIÓN!

Puertas del cielo en el mar,
entre plantas tropicales
con nísporos, chirimoyos,
con  amplios invernaderos
y pueblos blancos,  leales.
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE ALEGRÍA!

Entre el asfalto y el tráfico,
en plazas de bello encaje,
con ajetreo de sus gentes,
la prisa al tiempo deshace.
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE PAZ!

Con la gente de los pueblos,
con su ternura constante,
en sus cruces y sus glorias
de Jesús son estandartes.
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LENA DE TERNURA!

La música y los cantos
-en acordes celestiales-
son melodías que expresan
las divinas realidades.
¡TODO ME HABLA DE TI,
MI CORAZÓN SE LLENA DE SONORA QUIETUD!

Esta Acción de gracias fue escrita por mí, con motivo de mis 25 años de sacerdocio. Es fruto de mi oración y dedicación al Señor en su Iglesia, con cariño a todas esas personas que Dios puso en mi camino y por las cuales yo doy gracias a Dios, por el don maravilloso que me ofreció. Y doy gracias a las personas por su sencillez, belleza y caridad. Yo hice la oración que surgió de un corazón enamorado y un amigo mio que es poeta, puso el resto, transformó la oración en poesía con su inteligencia y su delicadeza con la pluma. Él se llama José Antonio Casasola. Gracias.

REFLEXIONA EN EL AÑO DE LA FE


miércoles, 17 de octubre de 2012

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO


Los cargos como servicio

El relato del Evangelio continúa la temática de san Marcos sobre el conocimiento de Jesús: puesto que el corazón condiciona e interfiere muchísimo la capacidad de comprender del entendimiento, hay que examinar los valores y antivalores que anidan en él. Hoy en concreto el Evangelio afirma que la ambición impide conocer al verdadero Jesús, mientras que, al contrario, la actitud de servicio la facilita, pues Jesús ha venido a servir y dar su vida en rescate por todos (cf. también 1ª lectura).

La Iglesia es el Cuerpo de Cristo, cuerpo orgánico, en que Cristo es la cabeza y cada uno tiene una tarea o carisma al servicio de los demás. Cristo es la cabeza, el miembro que preside y del que viene toda la vida, los demás acogemos esta vida que él nos ha conseguido con su muerte y resurrección y nos servimos de ella para nuestro crecimiento y el de los demás. Todos absolutamente tienen su tarea, que reparte libremente el Espíritu según sus criterios siempre al servicio de la mayor vida del cuerpo. Unos han recibido un ministerio ordenado, otros una capacidad para enseñar en la catequesis o para ayudar en las diversas tareas de Caritas o para servir al bien común en la vida pública con criterios cristianos... Son muchos los frentes de servicio que tiene el Cuerpo de Cristo. Todos nos integramos en este cuerpo por medio del bautismo y en él permaneceremos siempre como hogar estable, ahora en forma de peregrinos, después en forma gloriosa, compartiendo la gloria de Cristo resucitado.

Ahora es fundamental que sepamos vivir bien integrados, creciendo en el amor, que es el alma de todos los carismas, sin el cual no nos aprovechan los servicios que realizamos (cf. 1 Cor 13).  Pero se interfiere en nuestra tarea el orgullo y la ambición, causa de división, como aparece en el relato del Evangelio. Se confunde así el Cuerpo de Cristo con una sociedad humana, en la que los miembros luchan por motivos económicos, de poder y de honor. El resultado es la división, envidias, celos y reticencias en la vida comunitaria, que desgraciadamente se pueden dar en nuestras comunidades cristianas.

La postura evangélica es discernir el carisma que ha recibido cada uno, sea vistoso o sin relieve social, dar gracias a Dios y ponerlo al servicio de los demás, y , por otra parte, reconocer los carismas que Dios ha dado a los demás, dar gracias por ello, y recibir con humildad sus servicios. Cuando todos los miembros dan y reciben armónicamente crece el Cuerpo de Cristo en la alegría y eficacia.

En la Eucaristía, por una parte, todos los miembros del Cuerpo, gloriosos y peregrinos, celebramos y agradecemos el servicio redentor de Jesús, nuestra Cabeza. Por otra, nos acercamos al trono de la gracia para pedir ayuda en nuestra vida de servicio. La Eucaristía debe ser fuente de solidaridad fraterna.


Antonio Rodríguez Carmona
Sacerdote de la diócesis de Almería

REFLEXIONA EN EL AÑO DE LA FE


martes, 9 de octubre de 2012

REFLEXIONA


DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO


Los bienes a la luz de los valores del Reino

El texto del evangelio, centrado en el uso de los bienes, forma parte del bloque que dedica san Marcos a desarrollar el tema de los valores que facilitan el conocimiento de Jesús (negarse a sí mismo, tomar la cruz, humildad, espíritu de servicio, austeridad) y de los antivalores que lo dificultan (egoísmo, orgullo, apego a las riquezas). Conocemos con la cabeza, pero ésta está muy condicionada por los valores o antivalores que hay en el corazón.

En tiempo de Jesús dominaba en el ambiente religioso la idea de que los bienes eran señal de la bendición de Dios, y consiguientemente los ricos eran los primeros en el futuro Reino de Dios. Jesús lo niega rotundamente a la luz de la llegada del Reino de Dios, que ha trastocado todos los valores, por lo que muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros. Los pobres no son los últimos sino bienaventurados ante la llegada del Reino.

Los bienes han sido creados por Dios y son buenos, pero como medios para vivir y para uso de todos.  En el AT se condena el uso antisocial, como robar bienes, acumular bienes en detrimento de los necesitados y en algunos libros, como Eclesiastés, se relativiza su uso, pues realmente no dan la felicidad.  Jesús reitera estos juicios y condena el absolutizar los bienes, pues ni dan la felicidad y, por otra parte, dificultan e imposibilitan moralmente la adquisición de los verdaderos bienes, como es la vida filial y fraternal que ofrece el Reino de Dios (1ª lectura). Por ello pide a sus discípulos la austeridad y el compartir. Austeridad consistente en emplear tanto cuanto sea necesario para el propio desarrollo, sin crearse necesidades  falsas, y compartir el resto.

El relato del evangelio presenta un caso concreto. Una persona pregunta qué tiene que hacer para heredar la  vida eterna. La pregunta está formulada correctamente, pues la vida eterna es un don de Dios que se hereda, lo que implica regalo pero, por otra parte, hay que actuar para hacer efectiva la herencia. Hoy día, el que recibe una herencia tiene que moverse en notarios y burocracia para hacerla efectiva. Jesús responde con los mandamientos relacionados con el prójimo, lo que equivale a decir, no hagas daño a nadie. Esto es necesario para todos. Cuando la persona le dice que ha cumplido los mandamientos desde pequeño, tiene lugar algo importante: Jesús se le quedó mirando con cariño y como consecuencia de esta mirada le ofrece una vocación especial: vivir los mandamientos en el seguimiento físico de Jesús lo que implica que deje sus bienes y los comparta con los pobres. 

El invitado frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Los bienes le han impedido aceptar la vocación de Jesús. Jesús comenta el hecho:  los bienes crean fácilmente tal apego a ellos que impiden la entrada en el Reino, es decir, en la vida filial y fraternal propia del Reino, pero con la gracia de Dios se puede superar, porque Dios lo puede todo. Finalmente comenta el hecho de dejar los bienes y familia por el seguimiento físico de Jesús: ahora recibirán una nueva familia en la comunidad cristiana, aunque con persecuciones, pues el hecho de seguir a Jesús no libera de las dificultades que sufrió el mismo Jesús, al que se sigue, y después vida eterna, que era lo que quería la persona que preguntaba. El seguimiento de Jesús es un medio privilegiado para heredar la vida eterna.

Vivimos una crisis económica enraizada en una crisis moral, causada por personas e instituciones sin escrúpulos que absolutizan las riquezas y pisotean los derechos de millones de personas. La solución a esta crisis implica también cuestionar todos los antivalores que la han provocado para que no se repita. Si no se hace, volverá a aparecer.  La palabra de Dios, que ilumina nuestra vida (2ª lectura),  invita hoy a la comunidad cristiana a revisar su postura ante los bienes y ante la actual crisis que vivimos.

La celebración de la Eucaristía es presencia del Reino de Dios, que alimenta la vida filial y fraternal y capacita para heredarla plenamente.

Antonio Rodríguez Carmona
Sacerdote de la diócesis de Almería

martes, 2 de octubre de 2012

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario


El  matrimonio cristiano indisoluble como vivencia de la fraternidad del Reino
       
    El Evangelio nos recuerda que Jesús enseña que el matrimonio es indisoluble. Es interesante constatar que los fariseos preguntan a Jesús para ponerlo a prueba, ¿de qué? En aquel contexto todos los judíos admitían el hecho del divorcio, solo discutían los diversos grupos las motivaciones para llevarlo a cabo. Por eso esta pregunta hace suponer que Jesús se había opuesto a este consenso en virtud de la doctrina del Reino de Dios.

       Realmente, cuando Dios reina en una persona, le transforma el corazón de piedra en un corazón de carne, filial y fraternal. Todos los que pertenecen al Reino, han de vivir fraternalmente en todas las situaciones y estados de la vida. Y como el matrimonio es el estado concreto de vida de la mayor parte de personas, los cristianos han de vivirlo como una modalidad de la fraternidad del Reino, lo que implica que esposo y esposa son esencialmente hermanos e hijos de Dios, iguales y llamados a la misma vocación. Esto excluye de por sí que un cónyuge vea al otro como un instrumento de que se sirve para satisfacer sus necesidades sexuales y materiales, y cuando no sirve, se deshace de él, como el que tira un bolígrafo cuando no sirve.

     Es también interesante cómo responde Jesús: “¿Qué os ha mandado Moisés”? Dice os,  no nos,  es decir, no se incluye en la pregunta. Moisés escribió para todos los judíos, ¿es que Jesús no se considera judío? Sí, y por eso afirmó que “No he venido a destruir la Ley y los Profetas, no he venido a destruir sino a darles plenitud” (Mt 5,17) y dentro de esta plenitud entraba abrogar los mandatos que realmente no responden al plan de Dios. Por eso, cuando le responden que Moisés permitió divorciarse, Jesús les comenta: “Por vuestra terquedad dejó Moisés escrito este precepto. Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer...”. Es decir, esta concesión de Moisés no se debe al plan de Dios sino a la dureza del corazón humano. Jesús purifica y perfecciona las enseñanzas del Antiguo Testamento y este es un caso concreto, en que además lo purifica a la luz del plan de Dios creador, como aparece en los dos primeros capítulos del Génesis.

         La primera lectura remite a estos textos con afirmaciones importantes: Dios ha creado al hombre a su imagen y semejanza, como ser capaz de conocer y amar libremente; lo ha creado varón y hembra, ambos iguales pero incompletos, llamados a completarse   para formar una sola carne. Génesis 2 primero afirma que no es bueno que el hombre esté solo y Dios va a crearle la compañera adecuada. Sigue el desfile de animales, en los cuales el hombre no encuentra la compañera adecuada; se trata de una escena polémica para afirmar que la mujer no es un animal de carga; finalmente Dios crea la compañera tomando parte del costado del varón (costilla, ¿corazón?) y termina con la exclamación gozosa del hombre, que reconoce la igualdad entre ambos y la atracción mutua que tiende  a restablecer la unidad primitiva. En el plan primitivo de Dios, inscrito en la misma naturaleza, el matrimonio tiene como finalidad completar como personas a varón y mujer, plenitud que se traduce en fecundidad.

         La llegada del Reino de Dios implica que con la muerte y resurrección de Jesús es posible realizar este plan divino, llevando a plenitud la vivencia de la fraternidad matrimonial. Por ello afirma Pablo que la donación mutua matrimonial es signo del amor de Cristo a la Iglesia y de la Iglesia a Cristo, amores totales y definitivos, que excluyen todo tipo de divorcio (Ef 4,21-33). La tarea del esposo es “completar” y hacer feliz a la esposa y la tarea de la esposa es “completar” y hacer feliz al varón. Es la lógica natural del amor auténtico que no admite medida ni plazos.

         La gracia del sacramento del matrimonio da la gracia para realizar esta tarea, pero es necesario colaborar con ella. Realmente el matrimonio cristiano no es un juego, sino una decisión seria y consciente, que sabe lo que busca y a lo que se compromete. Por otra parte, implica colaborar con la gracia del sacramento alimentando cada día el amor y haciendo que vaya creciendo en gratuidad y acomodándose a las circunstancias cambiantes de la vida matrimonial.

         Hoy día nos invade la ideología de género que niega radicalmente la visión cristiana y como consecuencia decrece el número de parejas que optan por el matrimonio cristiano. Urge por ello dar a conocer los valores del matrimonio cristiano que solo se comprende en la óptica de los valores del Reino. El reciente documento de la Conferencia Episcopal “Orientaciones sobre el amor conyugal” es un excelente medio para ello.

         La celebración de la Eucaristía es celebración de la fraternidad cristiana. Como Cristo se entrega a cada uno, hemos de entregarnos unos a otros en nuestra situación y estado concreto.

 Antonio  Rodríguez  Carmona
Sacerdote de la diócesis de Almería

PROFUNDICEMOS EN ESTE AÑO DE GRACIA QUE NOS CONCEDE EL SEÑOR PARA CONOCER SI NUESTRA FE ES AUTÉNTICA: VIVIRLA Y COMUNICARLA A LOS DEMÁS