LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


martes, 29 de mayo de 2012

EL OFICIO, LA REGLA Y EL AYUNO


"Y aunque sea simple y esté enfermo, quiero, sin embargo, tener siempre un clérigo que me rece el oficio como se contiene en la Regla" ( Testamento 29-30).


La oración es fundamental y la unión con la Iglesia también. La Regla es la manera y forma de vivir que ha sido sancionada por el Papa. Era cimiento y vida. Más allá de una estructura normativa, estaba el Espíritu de Dios que se manifestaba en la comunión con la Iglesia y en cuanto se le había querido revelar al bienaventurado Francisco. Sería como la hoja de ruta de una nueva experiencia de vida cristiana, siguiendo a Cristo en la radicalidad de la pobreza, de la obediencia y de la castidad.


"Los pensamientos de Dios no son los pensamientos de los hombres", había leído Francisco. Así que solamente había un camino: escuchar al Altísimo Señor. No se trataba de razonar y ver ventajas y riesgos de los pasos que se iban a dar, sino de actuar en coherencia con la fe que le había manifestado en Jesucristo.


Ver y sopesar los acontecimientos, las circunstancias históricas en que vivían los hombres, pero interpretarlos y juzgarlos a la luz de la Palabra de Dios. Francisco tenía en su mano el mejor de todos los instrumentos para discernir y someterse a la voluntad de Dios: la fe. Aceptar que el Altísimo se ha manifestado en Jesucristo. Él era el camino, la verdad y la vida. Él era la luz y la meta: hacer en todo la voluntad del Padre.


Con pobreza y sencillez: así era como el Señor quería que fuera la Regla. Y así se hizo. Cada uno de los capítulos había de transparentar la voluntad salvadora de Dios. Y hacerlo con sencillez, que es garantía de la sabiduría del Espíritu.


Aunque se trataba de realidades diferentes, sin embargo y para Francisco, la Regla de vida de los hermanos menores, con el oficio divino y el ayuno, formarían los grandes apoyos sobre los que habría de asentarse la vida fraterna. La Regla es la norma de vida, lo que el Espíritu del Señor le ha inspirado.


El oficio divino era alabanza a Dios, pero también la manera de sentirse unido a la oración de la Iglesia, de juntar la voz y el canto con el de todos los hombres y mujeres del mundo que alababan al Señor de toda la creación. Junto con la Regla y el oficio divino estaba el ayuno. Francisco había elegido el camino de penitencia. Apetecía comer el alimento espiritual, la Palabra de Cristo y el regalo de la Eucaristía. Éste era el deseo de Francisco: que todos los hermanos fueran siempre fieles a lo que habían prometido.


15 días con Francisco de Asís. Card. Carlos Amigo Vallejo.
Resumen del decimoquinto día.

No hay comentarios:

Publicar un comentario