Una alianza que que lleva a la vida pero que se sella con el sacrificio y pasa por la muerte. Necesitamos para ello una fe cuyo ejemplo nos ha brindado Abrahán. La fe del verdadero creyente.
- La fe del verdadero creyente: que cree y camina. Busca y avanza hacia los nuevos horizontes que Dios va abriendo conforme evoluciona la historia.
- La fe de quien confia y espera. A pesar de tantos problemas y dificultades que nos presenta la vida.
- La fe que pasa por el momento crítico de la tiniebla y la cruz. La fe de luz sobre la cruz. La fe de la vida sobre la muerte.
Pero la fe es cosa de Dios. Gracia y don. Va a afianzarla con el misterio esperanzador de la transfiguración de Cristo celebrado entre nosotros. Y va a fortalecerla para los momentos de cruz, con el memorial de la muerte y resurrección del Señor, cuyos frutos nos ofrece en comunión. Invitados por Dios vamos a sellar con la sangre de Jesús la alianza nueva y eterna para la salvación del mundo.
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