La Cuaresma nos introduce en la celebración, cada año más intensa, del Misterio Pascual de Cristo. Puede existir el peligro de que para algunos la frase se convierta en un slogan bonito, pero vacío de sentido y de vivencia.
Para Cristo, el Misterio Pascual es el PASO triunfal de la muerte a la Vida. El misterio total de su Pasión, Muerte, Resurrección y Ascensión. Es el PASO=PASCUA, el gran suceso de la historia, el acontecimiento salvador por excelencia. Acto vital, dinámico del Dios poderoso, que nos salva de la muerte por la Muerte de su Hijo y nos introduce en la vida por la Vida nueva de Cristo.
Para nosotros, el Misterio Pascual es la participación y el consorcio en la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Se trata de un también nosotros PASEMOS, que nos incorporemos al tránsito pascual de Cristo. Cada año más profundamente.
Ese es el eje de toda la historia de la salvación: que lo que se ha cumplido en Cristo-Cabeza se cumpla en todos su miembros.
Cristo dio el gran Paso. Cumplió en sí la Pascua. Ahora, el Cristo total, la Iglesia, prolonga y perfecciona esta Pascua del Cristo físico a lo largo de la Historia, pasando continuamente de la muerte del pecado a la vida nueva y fructífera de la gracia, camino de salvación total y definitiva: para que la nueva vida que nace de estos sacramentos pascuales sea, por tu gracia, prenda de vida eterna (noche de Pascua).
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