¿Cómo vive usted la Cuaresma y cómo invita a vivirla, así como la Semana Santa?.
La Cuaresma, como los cuarenta días de Jesús en el desierto, representa la totalidad de nuestra vida y el conflicto que cada uno de nosotros vive en su relación con Dios. Para quienes encierran a Dios en palabras de ideología, la única Cuaresma posible es la que se identifica con determinadas prácticas externas. Para quienes Dios es misterio, la Cuaresma –la vida- es tiempo de búsqueda humilde, de renuncia a todo poder –retirada al desierto, ayuno-, de reconocimiento de la soberanía absoluta de Dios sobre nuestra vida, de aceptación de nuestra condición humana; la Cuaresma es escuela de confianza, una confianza que en el misterio de la cruz se hará puro abandono en Dios. Entramos con Jesús en el desierto, en los cuarenta días, para aprender a escuchar como Jesús, a obedecer como Jesús, a amar como Jesús, a ser hijos en el Hijo de Dios.
¿Qué significa el ayuno y la abstinencia que nos propone la Iglesia en este tiempo de Cuaresma?.
Significa reconocer el señorío de Dios sobre nosotros y ponernos en situación de confiar en él, pues somos para Dios mucho más que los lirios del campo o las aves del cielo. Significa también sentar a la mesa de nuestra vida a los pobres, pues no ayunamos para pasarlo mal, sino para dar de comer; no oramos para satisfacer nuestro egoísmo, sino para que venga el Reino de Dios a los pobres; no damos limosna para satisfacer nuestra vanidad, sino para restituir lo que debemos a los hijos de Dios que sufren.
¿Qué hacer para que la Iglesia no sea una ONG, sino capaz de comunicar la fe, una vida que sólo Cristo llena?
Me cuesta muchísimo trabajo creer que alguien pueda confundir a la comunidad cristiana con una ONG. La comunidad cristiana es el cuerpo de Cristo: se mueve, lo dije ya, a impulsos del mismo Espíritu y obedece al mismo Padre. En la comunidad cristiana, por la fe, la esperanza y la caridad, los latidos de cada corazón se acompasan al latido del corazón de Cristo. En la
comunidad cristiana, Cristo continúa bajando hasta los caminos de los pobres, a lo hondo de la existencia humana, a la cruz de cada crucificado; y lo hace, también en nosotros, como Hijo, con la confianza del Hijo predilecto de Dios, con su amor de Hijo.
A nosotros se nos ha de encontrar siempre entre los pobres, también cuando nada tengamos que llevarles para remediar su necesidad: nos quedará siempre, para compartir con ellos, la esperanza que ahonda sus raíces en el amor del Padre. Si alguien confundiese eso con una ONG, creo que se trataría de una confusión interesada.
¿Cómo distinguir entre caridad y filantropía para que nuestro obrar sea un testimonio de vida cristiana?
No veo ninguna razón para que se haya de hacer distinciones
entre caridad y filantropía. El Casares define así la filantropía: “Amor al género humano. Altruismo”.Y ambas entradas, amor y altruismo, me parece que sirven para describir lo que Dios nos ha revelado de sí mismo en Cristo Jesús. Dicho de otro modo, me parece que amor y altruismo sirven para describir, con la pobreza de nuestras palabras, la caridad que es Dios. Cuando alguien te pregunte por qué lo amas de esa manera, entonces necesariamente le hablarás de tu Señor, de Cristo Jesús, del amor que es Dios y que se te ha manifestado en Cristo Jesús.
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