Su jornada apostólica y su modo de vivir están trenzados por una indisoluble unidad entre la oración y la acción, entre la palabra y el milagro. La actividad de Jesús consiste en curar, y estas curaciones tienen lugar en la casa y en la puerta de la casa. Y para que quede constancia de la acción de Jesús, el evangelista cuenta a continuación el efecto de la curación. El servicio es uno de los rasgos que caracterizan a los discípulos de Jesús.
No es el éxito o la fama lo que persigue Jesús. Jesús cura, y su paso es signo de la vida y la vida es signo del Reino presente. La Buena Noticia es la de la vida, que no debe restringirse sólo al sentido espiritual ni sólo al sentido corporal. La multitud le busca sólo porque desea ser curada en el plano físico. Es menester que los hombres le descubran paulatinamente, y sobre todo no por sentimientos movidos por intereses materiales. Los signos de Jesús deben provocar una pregunta acerca de su persona. Hay que llegar a ver en Jesús al que tiene que morir y resucitar para salvar al mundo, al que es preciso seguir en su muerte y en su resurrección.
¡Qué poco entienden todavía estos discípulos! No saben que orar para Jesús es sumergirse en el Padre, recibir amorosamente la unción del Espíritu, fortalecer su misión en la comunión trinitaria, llenarse de las palabras y de la voluntad del Padre, descansar de sus soledades humanas en su verdadero mundo, templar su humanidad en contacto amoroso con su Abbá, dialogar con él día tras día, en sabrosos silencios contemplativos, lo que ha hecho y lo que va a hacer.
La oración es el corazón mismo de la existencia de Jesús, el diálogo ininterrumpido con el Padre, el lugar del discernimiento y de la planificación de su apostolado, el secreto de la fuerza y autoridad de sus palabras, su único consuelo. La oración es expresión de la fe vivida como confianza en Dios.
Pablo, el siervo de Jesús, nos habla hoy de la evangelización, imperiosa tarea de su apostolado: "Ay de mí si no anuncio el Evangelio!" Y nos habla del hacerse todo a todos para ganarlos a todos.
Para la nueva evangelización necesitamos aprender de Jesús a evangelizar desde la oración. Porque en la oración Dios nos reevangeliza con su palabra y su Espíritu y nos habilita para decir las palabras de vida y hacer las obras del amor.
Hola D. Paco Novo, me ha encantado tu comentario dominical de hecho voy a tener que coger algunas de tus frases para la celebracion eucaristica de hoy espero que no te moleste, un abrazo de tu amigo José
ResponderEliminar