¡Cuántas veces -algunos casi siempre- vivimos como si fuésemos pobres. De ahí la tristeza y el hastío, y el mirar la vida de modo sombrío! Cuando en realidad llevamos en nosotros un tesoro que, si lo coniciéramos, podría hacernos exultar de gozo, llenarnos de plenitud, saciarnos, apagarnos la sed.
Qué absurda nuestra vida cristiana: ser ricos y creernos pobres. Estar vivos y creernos medio muertos. Poder ofrecer siempre al mundo la sonrisa y mostrar tristeza alrededor.
¿Cuándo nos convertiremos de una vez? ¿Cuándo verá el mundo el espectáculo de la vida de los cristianos como ciudad sobre el monte y luz sobre el candelero?
La "luz del mundo"... a "todos" los de casa. Esto es el cristianismo; un fenómeno tan fuerte que el mundo entero es iluminado por él; "todos". Todos significa ¡todos!
Son espléndidas estas palabras de Jesús. Expresan realmente lo que Él ha traído y lo que nos ha dejado.
Pidámoslo unos por otros, porque realmente se necesita esa luz en el mundo. Un abrazo
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