"Yo soy el Buen Pastor". Descubrimos el rostro y el corazón de Cristo desde esta imagen bella , poética, pero sobre todo teológica, del Buen Pastor o del Pastor bello, adjetivo que Juan usa para adentrarnos en la belleza interior de la bondad de Cristo. El Buen Pastor da la vida por sus ovejas. Palabra bella que recuerda el sacrificio para rescatar a todos los suyos del dominio del pecado y de la muerte. Y la da libremente, por amor.
La unidad de todos es palabra clave del Evangelio de Juan la que caracteriza la misión de Jesús, su oración al Padre, el significado de su sacrificio, reunir a todos los hijos de Dios dispersos. Misión de Jesús es atraer a todos, para que se escuche su voz y se forme un solo rebaño bajo un solo Pastor. Jesús se está comparando a sí mismo con los fariseos, que en vez de servir al pueblo se han servido de él, lo han abandonado a su propia suerte y han mirado sólo su propio interés. Esto es lo que caracteriza al Buen Pastor, su entrega voluntaria y total, hasta dar la vida por los demás.
La unidad es la palabra divina, es proyecto divino, el proyecto divino. La brújula de nuestra vida tiene que orientarse constantemente hacia ese ideal, como Jesús nos recuerda. Por eso Dios llama, porque es su plan de salvación, y para ello debemos trabajar, para que no en vano Cristo hay dado la vida para reunir todos los hombres y mujeres en la unidad bajo un solo Pastor. Y es que la unidad es lo perfecto que Dios quiere, la comunión de los corazones.
De nuevo el misterio del Buen Pastor, que es a la vez el único Mediador entre Dios y los hombres. Porque es el único que ha dado la vida por todos, la única piedra angular. Cristo es la piedra que los constructores (las autoridades judías) rechazaron al crucificarle y que Dios, resucitándole de entre los muertos colocó como piedra angular de todo el edificio. El pasaje contiene una dimensión universal según la cual la muerte de Jesús servirá para convocar una comunidad en la que no tendrán vigencia las fronteras y discriminaciones marcadas por la religiosidad judía.
Si la misión de Jesús es el fundamento de la vocación y de la misión de todos, que nadie se excuse: somos llamados para dar la vida, somos llamados para trabajar por la unidad de todos en Cristo.
Este domingo puede ser también una buena ocasión para agradecer el ministerio pastoral del Papa, los obispos, los sacerdotes, los diáconos, los catequistas... llamados a reproducir en medio de la comunidad la imagen de Cristo Buen Pastor.
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