LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


jueves, 19 de abril de 2012

TERCER DOMINGO DE PASCUA. JESÚS RESUCITADO, REEVANGELIZADOR DE SUS DISCÍPULOS.


El tercer domingo de Pascua la Iglesia nos hace saborear las certezas del misterio con la proclamación de otro de los evangelios de apariciones del Resucitado. De nuevo Jesús se hace presente, porque ésa es su condición, la de ser una persona viva y activa, vuelta hacia nosotros. Jesús mismo ha tenido que decir que no es un fantasma, ha anticipado la comprensión de sus temores, de sus dudas. Su presencia no ha de entenderse en un sentido físico, el evangelio quiere resaltar que se trata del mismo Jesús que ellos conocieron y trataron. Su presencia es nueva y diferente, por eso no lo reconocieron al principio, pero es real.

Se establece un vínculo  entre la experiencia pascual y la necesidad de dar testimonio. La primera carta de Juan, por su parte, nos recuerda que ese testimonio es fruto del verdadero conocimiento de Dios y ha de traducirse en el cumplimiento de sus mandamientos, el primero de los cuales es el amor. Conocer a Cristo, no se reduce a un conocimiento intelectual ni conceptual, sino que se trata de una relación concreta con Cristo, de una relación de persona a persona. 

Jesús volvió a ser aquella tarde de Pascua, desde su nueva vida, el compañero de camino, el comensal, sí compañero y comensal significan compartir el pan y la mesa. Y volvió a ser el afable conversador  que evangeliza, reevangeliza a sus discípulos. La muerte del Mesías y sobre todo su resurrección son acontecimientos previstos misteriosamente en el proyecto de Dios. Y ésa es la buena noticia que ellos, sus testigos, tendrán que anunciar a todos. 

Hay que leer la historia de la salvación a la luz de Cristo, Maestro perenne de su Iglesia; hay que desvelar los misterios con la antorcha luminosa de la Resurrección. Es la Resurrección de Cristo la clave hermenéutica del pasado, del presente y del futuro. Cristo está siempre con nosotros para que releamos, con Él y bajo la guía del Espíritu, los misterios de la vida y de la historia. El nuevo Israel que no renuncia a sus raíces, que lee con estupor y amor las páginas del Antiguo Testamento. 

Si Jesús quiere ofrecer señales de su resurrección, éstas no bastan por sí solas; para entenderlas se necesita además la fe, pues este reconocimiento de Cristo resucitado no puede terminar en su humanidad, sino que ha de ir más allá.

Una palabra conmovedora de Pedro, el pastor pescador y perdonado, que empieza a aprender a tener un corazón comprensivo para ser pastor de todos y a poner en el centro del anuncio la ley del perdón, la oferta de paz del Resucitado: "Sé que lo hicisteis por ignorancia, vuestras autoridades lo mismo". Una interpretación de la historia en la que Dios es siempre amor. Y una regla para evangelizar  y reevangelizar siempre ofreciendo la clave del diálogo de la salvación: anunciar el misterio de Cristo Resucitado, una presencia salvadora que para todos y en todo momento es fuente de esperanza y de perdón.

En la misión nunca estamos solos. No somos francotiradores. El Espíritu de Dios nos fortalece y trabaja con nosotros. Creer en el Resucitado implica saber reconocer los signos de su presencia hoy, aquí, entre nosotros. En su nombre se anunciará... la conversión y el perdón de los pecados.

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