LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


lunes, 2 de enero de 2012

ESTUDIO DE LAS OBRAS DE SANTA TERESA


II.‑ LA REVELACION DE CRISTO A TERESA EN SU ORACION


            La oración fue el espacio de la búsqueda y será ahora el lugar del encuentro. En sus meditaciones llenas de "simplicidades" se ha identificado con el Cristo del Evangelio en sus sentimientos humanos, con el Cristo de la Encarna­ción, de la Vida pública y de la Pasión. Ahora el Señor se le va a descubrir en la plenitud de sus misterios y en la síntesis de su Resurrección gloriosa. Los dos aspectos son importantes en la cristología teresiana; prevalece en su meditación la referencia a lo que podríamos llamar el Cristo histórico, del que tendrá que vivir los sentimientos para ser como El. Pero desde ahora el Señor Jesús se le revelará casi siempre en la plenitud de su misterio pascual, luminoso y lleno de majestad, con la carne glorificada. Pero en Cristo glorioso la Santa percibe con claridad la plena humanidad de la carne del Hijo de María y los sentimientos humanos de aquel que volviendo al cielo no ha abandonado su plena realidad humana. Sus palabras y sus gestos son humanísimos. Su humanidad no ha quedado absorbida en su retorno a la Trinidad. En la síntesis de la Humanidad Sacratísima ‑ fórmula plena de fe católica‑ la Santa concentra todos sus sentimientos y convencimientos de su fe; Cristo es verdadero Dios y Hombre, es el Verbo Encarnado, el Crucificado y el Rey Glorioso. Para vivir, para ser discípula, la Santa fijará su mirada en el Cristo de la vida pública y de la Pasión, para imitar sus actitudes y vivir sus palabras. De esta forma la Santa consigue una síntesis que no es dualista, porque Cristo es el mismo en el ayer y en el hoy, es el que la vive por dentro y el que la quiere en todo semejante a El a través de la imitación de sus sentimientos humanos, hasta el culmen de la pasión donde Cristo se revela el modelo por excelencia del contemplativo, del místico, del santo cristiano que lleva en su rostro los rasgos de la divino‑humanidad del Señor Jesús.
De esta forma la cristología teresiana es como una síntesis de la fe y de la predicación evangélica. En ella encontramos la cristología de los Sinópti­cos y de Juan atentos a la humanidad de Jesús. Hallamos también la cristología de Juan donde Cristo aparece como el Verbo Encarnado con la acentuación de su divinidad, con las características de su mediación hacia el Padre y en el don del Espíritu, y esa vida cristiana que es vivir por El y permanecer en El. Finalmente se nos revela la cristología paulina de un Cristo Resucitado con el que Teresa convive, en Cristo, sin que deje de grabar en su corazón y en su existencia cotidiana los estigmas del Señor Jesús.
            Toda esta preciosa síntesis que aquí simplemente dejamos aludida es el fruto de la plena revelación de Jesucristo y de su comunicación vital hasta el vértice de la gracia del matrimonio espiritual y de la inhabitación trinitaria .De esta forma la Humanidad Sacratísima de Cristo llevará a Teresa hasta la revelación trinitaria por parte del misterio de la divinidad y la conducirá hasta la Iglesia y los hermanos en la plena identificación de Cristo con su Cuerpo histórico y real que es la Iglesia y con cada uno de los hermanos, como tendremos ocasión de ilustrar.


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