LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


miércoles, 18 de enero de 2012

PALABRA DE DIOS. CHIARA LUBICH. III PARTE.

La originalidad de María era la que debería darse en cada cristiano: repetir a Cristo, la Verdad, la Palabra, con la personalidad que Dios le ha dado a cada uno. En ella estaba. Así debe ser nuestra alma: vivir siempre con la Palabra: completamente y únicamente centrada en la Palabra.

Su Palabra es un modo de presencia entre nosotros... Quien acepta, cree; quien acoge, dice sí. Pues bien, cuando recibimos la Palabra del Señor y nos adherimos a ella con humilad, pureza y sinceridad, entra y se acomoda, y se derrama como una germinación espiritual la fe, misteriosa y luminosa a la vez: el primer acto de nuestra vida en Dios.

Así pues, ante todo escuchar, luego... guardar. Hace falta no sólo un acto pasivo de aceptación; es necesaria una reacción activa, un acto reflejo. Hace falta meditar.

Y hay un tercer paso. La Palabra debe transformarse en acción y guiar la vida. Ésta debe aplicarse a nuestro estilo, a nuestro modo de vivir, de juzgar y de hablar. Sólo entonces podemos llamarnos cristianos de verdad, cuando la Palabra de Dios modelo e impregna nuestro modo concreto de vivir. Es, pues, menester aplicarse a dar lo más posible a nuestros actos la lógica y la coherencia cristiana... De este modo la vida cristiana  se revela atrayente.

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