Entonces repites la dulce experiencia de que, en la vida presente que se te da, no vale el que algo vaya bien o menos bien; lo que cuenta es cómo vives esa vida, porque en ese como está la caridad, que es la única que vale y da valor a todo.
Pues ama a Dios quien observa su Palabra. Nosotros durante el día debemos pensar que al paraíso no nos llevaremos ni las alegrías, ni los dolores, ni las obras de caridad. Al paraíso nos llevaremos cómo hemos vivido todo esto: es decir, si ha sido según la Palabra de Dios, que nos permite expresar nuestra caridad a Dios.
Por tanto, levantémonos cada día felices, haya tormenta o sonría el sol, y recordemos que de nuestra vida valdrá lo que hayamos "comido" de la Palabra de Dios durante el día. Si lo hacemos, en ese día Cristo habrá vivido en nosotros y Él habrá dado valor también a las obras que cumplamos, bien sea con nuestra aportación directa o con la oración o el sufrimento, y éstas, al final, nos seguirán.
¡Que importante tener esa confianza optimista desde el comienzo de la jornada!Un saludo
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