Nuestro corazón es experto en poner
barreras y fronteras (nuestros amigos,
nuestros parientes, los que piensan
como nosotros…), pero también es experto
en quitarlas. Entonces surge la
acogida y nuestro corazón se ensancha
y enriquece. Pero es todo un reto: abrir
el corazón. Puedes traer a tu memoria
a alguien con el que hayas establecido
alguna barrera y pregúntate: ¿la puedo
quitar hoy? En tu mano está hacer que
los extranjeros dejen de serlo.
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