LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


miércoles, 20 de febrero de 2013

ORAR EN CUARESMA



El placer de servir
Toda la naturaleza es un anhelo de servicio.
Sirve la nube, sirve el viento, sirve
el surco. Donde haya un árbol que plantar,
plántalo tú; donde haya un error que
enmendar, enmiéndalo tú; donde haya
un esfuerzo que todos esquivan, acéptalo
tú. Sé el que apartó la piedra del camino,
el odio entre los corazones y las
dificultades del problema.
Hay la alegría de ser sano y la de ser
justo; pero hay, sobre todo, la hermosa,
la tan inmensa alegría de servir. ¡Qué
triste sería el mundo si todo en él estuviera
hecho, si no hubiera un rosal que
plantar, una empresa que emprender!
Que no te llamen solamente los trabajos
fáciles. ¡Es tan bello hacer lo que otros
esquivan!
Pero no caigas en el error de que sólo
se hace mérito con los grandes trabajos;
hay pequeños servicios que son buenos
servicios: adornar una mesa, ordenar
unos libros, peinar una niña.
Aquél es el que critica, éste es el que
destruye, tú sé el que sirve.
El servir no es faena de seres inferiores.
Dios, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera
llamársele así: «El que sirve». Y
tiene sus ojos fijos en nuestras manos y
nos pregunta cada día: «¿Serviste hoy?»
Gabriela Mistral




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