LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


sábado, 3 de diciembre de 2011

PALABRA DE VIDA DE DICIEMBRE DE 2012

«¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él!» (Lc 3, 4).

En este tiempo de Adviento, tenemos una nueva «palabra» que estamos invitados a vivir. El evangelista Lucas la toma de Isaías, el profeta de la consolación. Los primeros cristianos aplican esta palabra a Juan el Bautista, que precedió a Jesús.
En este tiempo que antecede a la Navidad, al presentar precisamente al Precursor, la Iglesia nos invita a la alegría, porque el Bautista es como un mensajero que anuncia al Rey que está a punto de llegar. Se acerca el tiempo en que Dios cumple sus promesas, perdona los pecados y da la salvación.
Si bien ésta es una palabra de alegría, también es una invitación a orientar de nuevo nuestra
existencia, a cambiar radicalmente de vida. El Bautista invita a preparar el camino del Señor, pero ¿cuál es ese camino? Antes de salir a vida pública para iniciar su predicación, Jesús, anunciado por el Bautista, pasó por el desierto. Ése fue su camino. En el desierto, donde encontró una profunda intimidad con su Padre, también sufrió tentaciones, y de ese modo se hizo solidario con todos los hombres. Pero salió vencedor de ellas. Es el mismo camino que vemos luego en su muerte y resurrección. Jesús, que recorrió su camino hasta el final, se hace Él mismo «camino» para nosotros, que estamos en camino. Él mismo es el camino que debemos emprender para poder realizar hasta el fondo nuestra vocación humana, que es entrar en la plena comunión con Dios.
Cada uno de nosotros está llamado a preparar el camino a Jesús, que quiere entrar en nuestra vida. Para ello es necesario enderezar las sendas de nuestra existencia de manera que Él pueda venir a nosotros.
Es necesario prepararle el camino, eliminando los obstáculos uno a uno: los que pone nuestro modo limitado de ver las cosas, nuestra débil voluntad.
Hay que tener el valor de elegir entre un camino nuestro y su camino para nosotros, entre nuestra voluntad y su voluntad, entre un plan que nosotros queremos y el que su amor omnipotente ha pensado.
Y una vez tomada esta decisión, trabajemos para adecuar nuestra voluntad recalcitrante a la suya.
¿Cómo? Los cristianos realizados nos enseñan un método bueno, práctico e inteligente: ya, ahora.
En cada momento, quitemos una piedra tras otra para que en nosotros ya no viva nuestra voluntad, sino la suya.
Así habremos vivido la Palabra: «¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él!» (Lc 3, 4).

Chiara Lubich



 

No hay comentarios:

Publicar un comentario