"Tenía que dar el paso yo misma en la total oscuridad de la fe. Muchas veces durante aquellas semanas pensaba: ¿Quién se desmoronará antes, mi madre o yo? Pero las dos resistimos hasta el fin".
Edith es consciente de que añade un sufrimiento más a tantos dolores que ya soporta la anciana. Es casi una traición: Edith traiciona todo lo que había sido la fuerza y el valor de su madre durante una vida de pruebas, debidas especialmente a los hijos que, poco o mucho, han abandonado la religión de familia. ¡Pero abandonar o descuidar la religión es poco en comparación con la apostasía!
Dejar al padre y a la madre... Amar a Jesús más que a ellos... Dejar las redes inmediatamente está bien, pero dejar de paso al padre con las redes... (Cf. Mt 4,22). Seguir a Jesús exige una firme resolución que corta de un tajo precisamente por donde los vínculos son más sensibles, más estrechos en pleno centro de lo que hace humana nuestra vida.
La fe, a la luz de la cruz, es una fe honesta y verdadera, pero oscura. El sufrimiento es auténtico: la noche de la partida, aunque sea una noche estrellada, no encierra ni un poco de consuelo. Por ti dejo de lado, como me dices que haga, mis proyectos, mi familia, mi prójimo.
La prueba más dura fue, sin duda alguna, la separación en medio de la incomprensión, el abandono de su madre.Como Edith Stein, los que quieren seguir a Jesús deben llevar su propia cruz -y para ello deben reconocerla-, esa cruz estrictamente particular, personal y nueva cada día.
Edith es consciente de que añade un sufrimiento más a tantos dolores que ya soporta la anciana. Es casi una traición: Edith traiciona todo lo que había sido la fuerza y el valor de su madre durante una vida de pruebas, debidas especialmente a los hijos que, poco o mucho, han abandonado la religión de familia. ¡Pero abandonar o descuidar la religión es poco en comparación con la apostasía!
Dejar al padre y a la madre... Amar a Jesús más que a ellos... Dejar las redes inmediatamente está bien, pero dejar de paso al padre con las redes... (Cf. Mt 4,22). Seguir a Jesús exige una firme resolución que corta de un tajo precisamente por donde los vínculos son más sensibles, más estrechos en pleno centro de lo que hace humana nuestra vida.
La fe, a la luz de la cruz, es una fe honesta y verdadera, pero oscura. El sufrimiento es auténtico: la noche de la partida, aunque sea una noche estrellada, no encierra ni un poco de consuelo. Por ti dejo de lado, como me dices que haga, mis proyectos, mi familia, mi prójimo.
La prueba más dura fue, sin duda alguna, la separación en medio de la incomprensión, el abandono de su madre.Como Edith Stein, los que quieren seguir a Jesús deben llevar su propia cruz -y para ello deben reconocerla-, esa cruz estrictamente particular, personal y nueva cada día.
15 días con Edth Stein. Michel Dupuis.
Resumen del segundo día.
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