LA NAVIDAD TIEMPO HERMOSO PARA CONTEMPLAR EL MISTERIO DEL DIOS HECHO CARNE

Este espacio quiere ser un ventana abierta al infinito que es Dios o una puerta abierta al finito, que somos cada uno de nosotros. Todos podemos comunicarnos con Él, porque la oración es el medio que tenemos para expresar lo que sentimos en cada momento. Dios que es amor, ha derramado, gracias a la muerte en la cruz y resurrección de su Hijo, la fuerza y la grandeza de su Espíritu Santo. Santa Teresa de Jesús define la oración: "tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama" (V 8,5). No podemos olvidar que Dios nos ha regalado un año nuevo para que lo aprovechemos en bien de los demás y seamos cada uno de nosotros lo que Dios quiere y espera de nosotros. ¡Disfrutemos de esta nueva oportunidad!
DIOS ES AMOR Y NOSOTROS TENEMOS QUE SER REFLEJO DE SU AMOR ALLÁ DONDE ESTEMOS.


domingo, 20 de noviembre de 2011

Poesia del padre Francisco Contreras, claretiano

SI ME MUERO ENTRE TUS BRAZOS

No tengo miedo al morir.
Si me muero entre tus brazos.
¿a eso le llaman morir?

¿A eso le llaman morir?
Si estamos juntos los dos,
¡qué alegría de vivir!

¡Qué alegría de vivir!
Me moriría ahora mismo.
¡Muerte, apiádate de mí!

¡Muerte, apiádate de mí!
Que quiero estar con mi Amor
para dejar de sufrir.

Para dejar de sufrir:
eternamente contigo,
perpetuamente vivir.


Comentario personal

Los que tuvimos la dicha de conocer al padre, Paco Contreras, nos dimos cuenta de la hondura de su humanidad y la profundidad de su vida espiritual. Dicen: "que uno muere como vive". Paco Contreras era un religioso que vivía siempre entregado a los demás y dando continuamente testimonio de su fe. Era profesor de Sagrada Escritura, en la facultad de teología de Granada. Pero además era un poeta por todo lo alto y en los momentos más difíciles de su vida, en medio de su enfermedad, seguía dando testimonio de su fe y de su amor a Jesús y a la Iglesia y lo expresó con esa poesia que tituló: "Si me muero entre tus brazos". La verdad que él, si murió como vivió, confiando siempre en la misericordia entrañable de Dios-Trinidad.

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