“Toda la vida de Jesús de Nazaret es un
verdadero modelo de entrega y servicio
a los demás. Una entrega plena de fidelidad
y coherencia hasta llevarle a la
muerte y una muerte de cruz. ¿De dónde
sacó tanta fuerza para no desanimarse,
para no desfallecer, para permanecer
fiel? Sencillamente, del AMOR, porque
Dios es amor y el amor es el motor de
la historia –nos recuerda San Agustín-.
¡Que distinta sería nuestra realidad si
efectivamente viéramos en el prójimo el
rostro de Jesús! ¡Cómo cambiaría nuestra
sociedad si hiciéramos del servicio
un estilo propio de vida! Debemos abrirnos
al Señor y aprender de Él que es
“manso y humilde de corazón”, debemos
llenarnos de Él, de su amor, para que
nuestra carga y nuestro yugo se vuelva
ligero (Mt 11,29) y dirigir nuestra mirada
a las necesidades de los demás. Esa es
la transformación social”
(Monseñor Miguel Olaortua Laspra)
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