¿Creo, de verdad, en el amor personal,
gratuito y entrañable, que Dios me tiene?
¿Me dejo amar por Él? El amor se
ofrece, no se impone... Pertenece a la
nobleza y a la dignidad del amor, que yo
haga el gesto humilde de acogerlo y de
abrirme a él en libertad...
Desde la experiencia de ser amado con
amor misericordioso, ¿he aprendido a
amar con el mismo amor de misericordia?
Como María, ¿salgo corriendo al encuentro
del que necesita mi amor?
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