En mi vida me siento, en ocasiones, invadido
por la oscuridad de no saber qué
elegir; no saber si estoy equivocado en
este camino que sigo tras Jesús. Me
invaden los miedos y las dudas: ¿Vale
la pena desgastarse sin ver los frutos?
¿Tiene sentido amar al que te hiere?
¿Será verdad que los últimos serán los
primeros? ¿Por qué si Jesús ha venido a
salvarnos todo sigue igual?
Preséntale al Señor ahora tu caos interior,
tus dudas, la oscuridad en la que
te encuentras en tu vida: habla con Él de
todas esas oscuridades…
Y ahí, confía en la luz de Aquél que atravesó
la noche de la muerte.
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