Dios mío, sálvame, que me llega el agua
al cuello: me estoy hundiendo en un
cieno profundo y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua, me
arrastra la corriente.
Estoy agotado de gritar, tengo ronca la
garganta; se me nublan los ojos de tanto
aguardar a mi Dios. Más que los pelos
de mi cabeza son los que me odian sin
razón; más duros que mis huesos, los
que me atacan injustamente.
Que por mi causa no se avergüencen los
que te buscan, Dios de Israel. Por ti he
aguantado afrentas, la vergüenza cubrió
mi rostro.
Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío,
el día de tu favor; que me escuche tu
gran bondad, que tu fidelidad me ayude,
que no me hunda; líbrame de los que me
aborrecen, y de las aguas sin fondo.
Acércate a mí, rescátame, líbrame de
mis enemigos: estás viendo mi afrenta,
mi vergüenza y mi deshonra; a tú vista
están los que me acosan. La afrenta me
destroza el corazón.están los que me acosan.
Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad
al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres, no
desprecia a sus cautivos. Alábenlo el
cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle
en ellas.
al cuello: me estoy hundiendo en un
cieno profundo y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua, me
arrastra la corriente.
Estoy agotado de gritar, tengo ronca la
garganta; se me nublan los ojos de tanto
aguardar a mi Dios. Más que los pelos
de mi cabeza son los que me odian sin
razón; más duros que mis huesos, los
que me atacan injustamente.
Que por mi causa no se avergüencen los
que te buscan, Dios de Israel. Por ti he
aguantado afrentas, la vergüenza cubrió
mi rostro.
Pero mi oración se dirige a ti, Dios mío,
el día de tu favor; que me escuche tu
gran bondad, que tu fidelidad me ayude,
que no me hunda; líbrame de los que me
aborrecen, y de las aguas sin fondo.
Acércate a mí, rescátame, líbrame de
mis enemigos: estás viendo mi afrenta,
mi vergüenza y mi deshonra; a tú vista
están los que me acosan. La afrenta me
destroza el corazón.están los que me acosan.
Miradlo, los humildes, y alegraos, buscad
al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres, no
desprecia a sus cautivos. Alábenlo el
cielo y la tierra, las aguas y cuanto bulle
en ellas.
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