Piensa hoy quién, según tus cuentas,
está en deuda contigo y perdónale la
“cuenta” para que el Señor perdone
también tu “cuenta”. Ahora puedes ser
libre, perdonar, olvidar y encontrar la
paz.
Reza después en silencio y muy despacito
el Padrenuestro, meditando sobre
todo en la segunda parte…
“Hoy perdono para siempre y arranco
de mi alma todos aquellos rencores
que me envilecen y me atan al pasado,
hoy estoy dispuesto a olvidar, hoy
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