¿Eres ese corazón lleno de amor y esas
manos llenas de generosidad o ese
hombre enfermo de soledad? Tus acciones
¿están a la altura de los hijos de
Dios?
Atrévete a mirar en tu interior, a analizar
tu yo más profundo con una mirada optimista,
dispuesta y sin miedo al cambio,
y aunque el tiempo vaya pasando no te
detengas.
Recuerda: Piensa en grande, comienza
por lo pequeño, pero no te detengas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario