
Oremos al Señor por la Iglesia, para que pronto tengamos un nuevo pastor, que guíe al pequeño rebaño; un servidor que ayude con su testimonio y con la Palabra del maestro, a esta comunidad universal que camina por los senderos de la vida y la ilumine, la fortalezca y la siga guiando hasta el final. La Iglesia no está huérfana y sin cabeza, tenemos siempre la presencia de Jesús muerto y resucitado, que es la cabeza invisible de su cuerpo, y la fuerza del Espíritu Santo, que es el alma de este cuerpo. Solamente por un tiempo, no tenemos la cabeza visible que es el Papa, sucesor del apóstol s. Pedro. Que este tiempo que Dios nos pone en estos momentos, sea un tiempo de gracia, para pedir sin desfallecer por un nuevo pastor, sea el que sea, que agarrados a su cayado, nos guíe hasta la unidad en la caridad.
¡OREMOS AL SEÑOR!
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